domingo, 23 de agosto de 2009

"Ah, pero... ¿Esos dos no se habían separado?"


Por mucho que oiga a la gente decir que ser famoso sería una mierda siempre acabas cazando a cualquier bocazas en algún renuncio. Los típicos: “Si fuese famoso me colaría en la fila” o “si fuese famoso me invitarían y no pagaría la cuenta…” bastan para descubrir el ansia de ser pópular (hay que leerlo con acento inglés, que gana mucho). Además, a la gente se le pondría dura cuando el cocinero saliese de su cueva a saludar para echarse una foto y así ponerla en la pared junto a la que aparece con Angel Cristo jartao a comer.

Y como son pocos los que realmente desean permanecer en el más inmundo anonimato, me voy a permitir ilustrar a los lectores con un ejemplo bastante vulgar y reforzar así su posición en el tema.

Andaba yo por Málaga con un trasnoche importante después de tres días a base de litros y litros de Sandevid. El albergue “Málaga Backpackers” había tenido la gentileza de despedirnos a las once de la mañana, por lo que no llegaba a las tres horas el sueño con que habíamos cerrado la feria tras haber caminado unos cuantos kilómetros de vuelta a casa gracias a la gran organización del ayuntamiento de la ciudad. El calor y la humedad a mediados de agosto hacían que la escocedura playera y la muela saliente que desgarraba mi encía se uniesen a la resaca en un cocktail perfecto de “quiero irme a mi puta casa”. Sin embargo, hasta las seis de la tarde no cogíamos el AVE y la espera se presentaba apasionante.

Después de beberme del trago dos batidos de chocolate en un intento infructuoso de recuperar el color de mi desencajado rostro, nos despedimos del camarero más idiota que recuerdo rumbo a la estación para ir eligiendo el lugar en el que comeríamos. Debido a que la estación María Zambrano cuenta con un centro comercial (el único lugar donde han acabado las obras en Málaga), el debate tuvo lugar en la terraza de los 100 montaditos, cuyas sillas sin respaldo complicaban bastante la siesta que tenía pensado echarme mientras se decidían los asuntos pendientes. Al final, un clásico: pastaca.

La comida italiana al gusto hacía que las combinaciones brotasen imposibles y los estómagos temblaban mientras los seis sujetos resacosos engullíamos sin piedad. El pesto castigaba los alientos y el gazpacho nos deleitaba hasta que sucedió lo que nadie esperaba. De pronto, un ángel de pelo tintado hizo su aparición. Sí, era él, el gran centrocampista del Real Madrid, la eterna promesa, el tío que ostenta el difícil récord de ser el más tonto de la plantilla madridista durante más de diez temporadas: Don José María Gutierrez, conocido universalmente como "Gootee". Además, “La Nancy” venía acompañada por su excelentísima mujer Doña Arancha de Benito y los dos retoños fruto de su amor, que en esta ocasión pasaban bastante desapercibidos por no lucir un tomate que tapase sus rostros.

Parecía que Guti y su rebeca de lana evitaban el sofoco, andando despacito y con un contoneo digno de cualquier chulo playero que se precie. Lo tranquilo que paseaba nos descolocaba, pero mientras nos decidíamos sobre si preguntar al futbolista si Arancha y él estaban juntos definitivamente (algo que a la postre hubiese sido bastante útil), una avalancha de malagueños desquiciados abarcó a Guti Haz, desencadenando la típica ola de fotografías y peloteo.

Chemita posaba y sus niños se desperdigaban. Su mujer pasaba de los zagales y se notaba que se moría de celos porque a ella no acudía ni la mitad de los fans que asediaban a su marido/novio/expareja o lo que quiera dios que sea. Un expectáculo previsible, vaya.

El caso es que toda la vida he dicho que Guti me parece un tipo bastante subnormal. Probablemente me lo vuelva a demostrar en cuanto le vea abrir la boca, pero en esta ocasión tengo que reconocer que el chaval se portó. Aguantó el temporal como un campeón sin una mala cara y de este modo, tras una larga sesión de retratitos pudo abandonar a la carrera el lugar y refugiarse donde nadie pudiera darle el coñazo, supongo.

Cuando el temporal pasó y nuestra curiosidad había vuelto al plato, casi todos concluimos que ser famoso es una basura si pretendes salir tranquilamente con tus hijos a comer, emborracharte en un bar o enseñar el pito en la playa. Guti estará forrao y es posible que hasta le encante toda esta mierda, pero yo no estoy nada mal arrastrando mi resaca por Málaga sin que ningún "cani" se quiera tirar fotos conmigo.

Sobre si Arancha y Guti, sujetos en los que uno tiene que fijarse bien para no confundir al uno con el otro, están juntos o no, no tengo ni idea. Todo el mundo me lo pregunta cuando cuento la historia y apostaría porque ni ellos mismos lo saben. Por eso, sigo sin poder responder con certeza a la pregunta más frecuente y estúpida que me hacen últimamente.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Estadi "Dani Jarque"¿?

A mí esto de que ahora los del Espanyol quieran ponerle el nombre de Daniel Jarque a su nuevo estadio me parece una soberana gilipollez.

Vamos a ver, Jarque acababa de empezar como capitán y to lo que tu quieras, pero coño, que Jarque no fue Maradona. Seguramente Raúl Tamudo y alguno más que no sea de mi quinta le ha dado al Espanyol futbolísticamente mucho más que Jarque. Dani Jarque ha muerto y nadie se alegra, pero no creo que la muerte sea un mérito para bautizar con su nombre al campo.


Si no saben que nombre ponerle al estadio que lo llamen campo nuevo y a tomar por culo. Seguro que a Juan Lapuerta no le importa y con el tiempo la gente se acaba acostumbrando a un nombre tan soso. Y si no, pos que digan nuevo campo y a correr.

martes, 11 de agosto de 2009

Un año más: El anti-aseo en Ribadesella

Creo que con el último párrafo de mi relato sobre Ribadesella 2009 ya se puede hacer uno a la idea de lo que ha sido el fin de semana. Ahí lo dejo…

"Sin embargo, la buena compañía y el alcohol hacen que te adaptes a cualquier situación y por muy asquerosa que resulte, olvidamos nuestras penurias higiénicas como pudimos a base de cerveza, mus y playa. Adherido a mi camiseta naranja para pasar el día, salir de fiesta y dormir, he pasado un fin de semana bastante decente. Este año me he lavado los dientes mucho más que el año pasado, pero lo de haber ido a cagar a esos baños cerca de 10 veces en tres días en chanclas y con los pies llenos de heridas me hace pensar que vuelvo a llevar algo dentro de mí que no tardará en tenerme a base de pastillas otro invierno."