lunes, 30 de mayo de 2011

Y tú ¿qué sabes de Rusia?



Transcribo con pausas para sacarle partido a la reflexión:

"¿De Rusia? Bueno pues(4 palabras para tragar saliva)

sé que es un país(bien, vas bien, 9 palabras)

donde e-hm vive gente(13, y mentira no es)

maravillosa(14, sí, por eso este es embajador, porque allí hijos de puta no quedan)

e que ha habido en el tema de política algunos cambios (25, calla, no digas más)

y no sé mucho más (30) gracias (31)."

En treinta y una palabras y no en veinticinco como le pidió el ruso, pero no está mal. Si se hubiese quitado las 4 del principio, el "gracias" y el "y no sé mucho más", le hubiese dado para terminar con un "hijo de la gran puta" que le hubiese puesto una guinda espectacular y se hubiese ido mucho más torera.

Y ahora unas foticos de lo que sabe Marcos de Rusia tras echar en Moscú unos días:

La catedral de San Basilio es chula por fuera pero por dentro necesita una mano de pintura importante.


Hay que llevarse gorrica si vas en primavera


Todo lo hacen grande de cojones


Siempre hay un ruso mirando a la cámara cuando echas una foto


Es fácil perderse en el metro pero también encontrarse al niño del pijama de rayas


Compartimos ídolos


Y que los chinorris allí también lo petan





Sabiendo esto y que ni dios habla inglés, ya estás preparado para sobrevivir unos días allí.

martes, 10 de mayo de 2011

Era brillante

la idea de bajar a cagar al piso de abajo.


Pero no debo ser el único.

domingo, 1 de mayo de 2011

Cómo me jode que me cobren las bolsas

Hoy he soñado que cuando la cajera del Mercadona me preguntaba si quería bolsas pagando, decía Mary Ché tres veces y la choni empezaba a echar espuma por la boca.

Sin embargo, como cuando el ataque epiléptico terminaba aún no había conseguido abrir la puta bolsa, tenía que pagarla y pedirle que me la abriese con esas manos llenas de oro y uñates exagerados. Luego salía del supermercado y la bolsa (que tiene una calidad de mierda, ni siquiera son como las del Dia) se rompía, por lo que el caldeau de los ajetes y las aceitunas me salpicaba quedándoseme impregnado un intenso olor a vinagre del que no me he deshecho hasta despertar.

Neguémonos a pagar las bolsas, que estamos haciendo el gilipollas y comprando cosas que van a ir directas a la basura me siento como aquel adolescente cuyos condones sin usar tenían igual destino.