jueves, 31 de diciembre de 2009

Finiquito '09

No os pediré precaución con las uvas porque supongo que después de haberos puesto gorrinos con otras cosas mucho más atragantables pasaréis la prueba sin problemas. Si salís a la aventura esta noche ya deberíais haberos agenciado una petaca, pero si no lo habéis hecho seguro que aún estáis a tiempo de conseguir una. Por favor, mañana no le echéis la culpa al garrafón porque tras doscientos cubatas la bajona no perdona. Que la suerte nos acompañe en 2010.

Ahí os dejo una cancionzaca para que practiquéis el berrido en falsete.

martes, 29 de diciembre de 2009

Adiós sin Ramón

Hace unos días, coincidiendo con su salida del quirófano, me enteré de que Belén Esteban presentará las campanadas de nochevieja en Telecinco junto a Jorge Javier Vázquez.

En primer lugar, he de decir que me congratula que Telecinco corone su primera década en el siglo XXI con el más claro ejemplo de lo que representa, o sea, la degradación televisiva de este país. Si la cadena ha luchado por alcanzar este objetivo durante años, creo que después de muchos esfuerzos ha conseguido ponerle la guinda al pastel.

Por otra parte, me gustaría expresar la decepción que me produce el que Ramón García no presente las campanadas en ninguna cadena. Yo siempre le he sido fiel porque me traía buenas sensaciones con su capa, una rubia al lado y sobre todo, la confianza de que no la iba a cagar con los cuartos. Sin embargo, parece que este año todas las emisoras han decidido prescindir de él, así que haré campaña para ver "las uvas" en TVE y empezar el año amortizando el pago del canal.

Podría ser que a última hora Intereconomía nos ofrezca una exclusiva mundial y Ramón aparezca presentando las campanadas en este canal junto a Torreiglesias, pero que se lo piense bien, porque si repite la de Punto Radio lo mismo son las últimas uvas que se toma.

En cualquier caso, sólo me arrepentiré de no ver a la Esteban presentando las uvas en Telecinco si mientras se las toma se le cae la nariz a pedazos. Y si no es el último día del año cuando esto sucede da igual, porque estoy convencido de que su cara acabará siendo otro fracaso de quirófano igual que la liposucción de Chenoa.

domingo, 27 de diciembre de 2009

En terreno vedado

Ni en la “Naranja mecánica” aparece Naranjito a lo Robocop ni en “Alguien voló sobre el nido del cuco” se ve nada parecido a lo que dice el título. A veces, lo mejor que pueden hacer los traductores es dejar las cosas como están, que ya se sabe que en España se nos hace el culo gaseosa con todo lo que se diga en lenguas extranjeras. Es cierto que en casos como en “Mucho ruido y pocas nueces” los traductores se han lucido, pero lo mejor es que ante la duda se estén quietecitos y lo dejen en inglés para que tenga más gancho, como en “Grease” o "Taxi driver".

Todo esto viene porque ayer estaban poniendo en la televisión “Brokeback Mountain” y renunciando al film camino de la siesta se me iluminó la bombilla. La verdad es que me sentí bastante estúpido por no haberlo pensado antes, pero he de decir que no es una película que haya ocupado muchas de mis reflexiones desde su creación. A pesar de ello, corrí a comentárselo a mi hermano, ya que momentos antes me había interrogado acerca del argumento y le había dejado apoderado del mando tras decirle simplemente que iba de vaqueros.

Como el hombre nunca ha terminado de hacerse con el dominio del inglés, intenté darle unas indicaciones que le guiasen un poquillo: “Broke viene del verbo romper y back es espalda, atrás…”, pero el tío me miraba dejándome claro que le importaba una mierda la tontería que le estaba contando y con cara de que se iba a dormir antes de ver a algún vaquero mordiendo almohada, así que me fui a la habitación.

"Brokeback mountain: En terreno vedado"... Supongo que en este caso hubiese estado curioso que algún fiera hubiese traído la peli de Hollywood con su título original traducido. "La montaña del ojete partido" hubiese tenido mucha más pegada, sin duda.

martes, 22 de diciembre de 2009

El Gordo y el idiota

Todos los años a estas alturas tenemos que ver a un idiota en la televisión asegurando conocer el número premiado del Gordo de la lotería. El tío mete un papelito en una urna y hasta el día siguiente no se le pone en los huevos abrirla. Cuando lo hace, siempre acierta, luego todos le aplauden y aún no entiendo por qué el regidor les anima a hacerlo si haber perdido la oportunidad de forrarte es ser un auténtico capullo y no un crack. Este momento es muy especial porque es uno de los pocos capaces de poner de acuerdo a un país entero cuando a todos se nos pasa exactamente la misma pregunta por la cabeza. Vamos, como si Raúl falla un penalty.

La otra pregunta típica del veintidós de diciembre es ¿qué, te ha tocado algo? A lo que se puede contestar también típicamente con "pues no, no ha habido suerte" o variar con un "sí, la lotería me toca los cojones".

Yo pertenezco a los que gustan de emplear la segunda opción de respuesta y a pesar de que este año he pisado muchas más mierdas que gatos negros me he cruzado, no me he visto con fuerzas para pulirme veinte eurazos en un boleto. Sé que si no compro no me tocará nunca, pero soy más de perder el dinero en el bingo con los amigos. Aunque este juego es menos enriquecedor económicamente hablando, creo que tiene más emoción, es más entretenido y además siempre tienes a mano al premiado para darle una tollina.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Button?

Antes de disfrutar con el ragú preparado a fuego lento por Federico alias "spinuto" , mi misión era tirar la basura y comprar algo para no morir de hambre. Al Arguiñano de Perugia se le habían pegado las sábanas y las tres horas de cocina que requiere la receta suponían que estaríamos catando el ragú a eso de las cinco de la tarde, justo con el comienzo del partido del Barça.

-Reciclado, orgánico, reciclado, orgánico, recic...- Me dice mi parienta sabiendo que iba a confundirme de cubo donde tirar las bolsas.
-Venga trae.

.......

-Y dos litronas.-Le digo a la china dejando los Risketos encima del mostrador.
-Ehh...ahh..uah...uooo...-Me contesta la mujer haciendo gestos como resolviendo un cubo de Rubik imaginario entre sus manos.
-Y dos litronas, por favor.-Repito.
-Ouuuu...deneí, cané...??- Le entiendo mientras se pone colorada...

(Desenfunda)

-Aooo...uaaa...mucho mayó, mucho mayó...jijiji.

¿Mucho mayor?Tía mamona, ¡pero si seguro que los del colegio de al lado te compran el ron desde que tienen doce años!

Hay cosas que no cambian. Me quedan dos semanas para cumplir veinticuatro primaveras, no me ha salido aún la barba, sigo esperando a pegar el estirón que me prometieron cuando me compraban los abrigos tres tallas más grandes y hoy en el chino me vuelven a pedir el DNI.

Mis amigos planean dejarse bigote para nochevieja y si quiero ir a tono tendré que pintármelo. Espero no tener que pedir en casa la autorización firmada para el viaje de fin de carrera, aunque a estas alturas ya nada me sorprendería...

Por mucho que Pedrito se ponga Pedro en su camiseta siempre será Pedrito. Paquirrín, Joselito, Ramoncín... ¿Marquitos? Ahora mismo dudo del honor que me supone tener la oportunidad de entrar en tan selecto club de gente que por una u otra razón no ha terminado de dejar su infancia atrás. Sim embargo, a veces pienso que lo mío es más un problema de rejuvenecimiento, a lo Brad Pitt en Benjamin Button. Salvando las distancias, claro.

El ragú, buenísimo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Duomazo en Las Gaunas

Antes de entrar en materia me gustaría decir que el "duomazo" de ayer a Berlusconi me ha recordado a algo que repito hasta la saciedad cuando vuelvo de Italia sorprendido por lo extraño de algunas cosas que allí suceden. Me reafirmo en mi opinión, por tanto, y animo a esta nación a sacarle más partido a la explotación de algunos de sus recursos gastronómicos y robarle un poco de parcela, en este caso, a un mercado muy participado por los canarios. Y es que aunque los italianos se preocupen ya bastante por su plátano, una república bananera de este calibre no puede presumir sólo de pasta, pizza, vino y aceite cuando la cultura de esta fruta abunda allí de manera tan exagerada.

La noticia entera sobre la agresión a Berlusconi se puede leer, por ejemplo, en la web de Pedro J., y a mi me ha llamado la atención el último párrafo: "Sin embargo, los agentes están investigando si el ataque de Tartaglia contra 'Il Cavaliere' no ha sido premeditado. Sobre todo, dado que en la pequeña bolsa que el agresor llevaba consigo había un abultado encendedor de mesa, un objeto decorativo de cuarzo muy pesado, un afilado trozo de plexiglás** de 20 centímetros de largo y un crucifijo de 30 centímetros".

Yo no es por defender al zumbao que le ha partido la boca a Silvio, pero no creo que comprase todo eso para elegir entre el "abultado" encendedor o el cristo a la hora de romperle los dientes. Lo que pienso simplemente es que el tipo es un cutre de mucho cuidado y esa tarde salió a comprar a una tienda de souvenirs los regalos navideños de toda su familia para evitar aglomeraciones, vio que por culpa de Berlusconi estaba aquello a reventar y claro, se le fue la olla. Aunque sé que esta predicción a boteprisa podría estar a la misma distancia de la realidad que la que meta en la cárcel al tal Tartaglia, de momento tiene la misma validez que la de Pedro J.

Reconozco que a partir de ahora se me hará raro escuchar a esa gente que se pasea por las tiendas de souvenirs diciendo que las réplicas y adornos no sirven para nada. Que se lo digan a mi abuela, lo contenta que se pone la mujer cada vez que me llevo alguna chocholoquez de esas tiendas para que las plante debajo de la tele.

Por cierto, dejo ahí una encuesta para que contesten los que se aburran lo suficiente y así realizar una rigurosa valoración de nuestro líder actual, ZP.

*Plexiglás: Resina sintética que tiene el aspecto del vidrio, según la RAE.
**Pichiglás de toda la vida, según mi abuela.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Otra vez tú, CutMan...


Hoy voy a hablar de las peluquerías. Aunque a priori pueda parecer que no conozco de nada esta clase de lugares, creo que el enriquecimiento siempre es inversamente proporcional a la asiduidad con la que se visitan.

Como la última vez que tuve que ir a pedir trabajo fue hace un año, desde entonces no me tocaban unas tijeras ajenas. Hace quince días que mi sombra me convirtió en Krusty el payaso y decidí que había llegado el momento de ponerme en unas manos supuestamente expertas. Como siempre, sabía que me iba a arrepentir, pero coño, que yo lo que quiero es el bigote de Vicente del Bosque y no su silueta.

Nunca me han gustado las peluquerías. De pequeño en León cada vez que mi padre le decía al peluquero “cortito” me cagaba vivo porque cuando oía susurrar a la maquinilla sabía que iba a salir de allí con más frío del que había entrado. Eso sí, siempre mejor ir a la peluquería de caballero antes que pasar por la peluquería casera, ya que desde que a mi padre le dio por creerse Llongueras, mi hermano, la perra (Popi) y yo coleccionábamos trasquilones a cada cual más profundo: “Uy, si me he confundido y le he puesto el cabezal del 1… bueno no te preocupes hijo, que luego crece”…

En primer lugar, he de decir que las peluquerías de caballero siempre me han gustado más que las unisex. Sin embargo, desde hace unos años bajo a la de al lado de casa porque la de caballero es más cara, está más lejos y no hay quien le explique al tío ése que no quiero que me corte el pelo a raya y engominao cual falangista. Lo que echo de menos es que allí esperaba con la Man o la Interviú de Concha Velasco con cuarenta años menos, y no con la Cuore y el Hola con Concha Velasco viejuna y vestida. Además, que no entiendo porque si la peluquería es unisex sólo tiene revistas de tía, pero claro, que tampoco entiendo por qué lo llaman unisex y no bisex, si lo que se quiere decir es que vale para los dos sexos.

El caso es que la peluquería está tan cerca de casa que nunca me da tiempo a arrepentirme por el camino y cuando lo hago ya estoy esperando los veinte minutos de rigor con los secadores de fondo. Porque aunque el sitio esté desierto siempre que pregunto me dicen que tengo que esperar veinte minutos. ¿Qué la peluquera se está tocando los genitales a dos manos? Pues veinte minutos. ¿Qué la peluquera no da abasto? Pues también, veinte minutos. Y yo ahí, esperando veinte minutos que pueden ser tres cuartos de hora o lo que le de la gana a la peluquera, porque allí esperas y no haces más que oir las señales horarias de los 40 Principales. Si además esa semana está Bisbal o Alejandro Sanz en el número uno, la espera siempre será mucho más dramática.

“¿Te lavo el pelo?” me preguntan siempre... Vamos a ver, ¿es que en Formación Profesional enseñan que los verbos lavar y cortar son sinónimos? Qué pasa ¿que tengo cara de no saber lavarme el pelo? Joder, es que como si está para freir un huevo, a mí me gusta que me corten el pelo lleno de mierda para luego ya quitarme los pelos con una ducha en casa. No me resulta cómodo que me quemen la cabeza con agua hirviendo mientras se me parte el cuello contra un lavabo y que además luego me cobren por ello, así que cuanto antes me pongan la sábana de mierda esa que no sirve para nada y empiecen, mejor.

“Dos dedos, y que crezca como está”, pido sin esperanza. Y cuando la tía ya ha cortado dos dedos, pero del ancho de los de Hulk, me suelta siempre… “Huy, ¿te lo has tocado tú? Es que hay partes que está muy desigualado… lo mismo te tengo que cortar un poquito más...” Ahí estoy perdido, porque ya si que me va a cortar lo que le salga de los cojones. El resto del servicio me lo paso mirándome los pies en el espejo con cara de niño encabronado.

“Tú si te hago daño me lo dices ¿vale?”.
- Joder, haberlo dicho hace diez minutos cuando has visto que me estaba llorando el ojo izquierdo.- pienso.

“Pues sí, sí, tenías un montón de pelo, mucho más de lo que parecía” .
- Nos ha jodido, todo el que te he dicho que dejases en su sitio. Si en el suelo hay pelo para hacerle tres pelucas al Dioni... Me dan ganas de pedirle que me lo ponga en una bolsa y llevármelo para venderlo.

“Lo mismo no te venía mal un champú especial porque se ve que tienes el cuero cabelludo muy sensible”.
- Ya, y una mascarilla de esas y hasta un alisado en el pelo de los huevos. Sensible tengo ahora mismo el carácter...

Pero la frase que más me gusta es: “Mira, ahora estás mucho mejor, si los chicos estáis mucho más guapos con el pelo cortito”… Ahí es cuando miro a la tía, con su pelo de colores quemado por los doscientos tintes que se ha echado desde la fiesta de nochevieja y me imagino a su novio, un pedazo de poquero con piercings de oro por todas partes y con un cenicero en la cabeza. Cortito, dice. Maldita peluquera…

- ¿Cómo quieres que te peine?.- Ya empezamos, pienso.
– No, no te preocupes, si yo voy sin peinar…
- Pero hombre, ya que has venido, te puedo peinar como quieras.- Insiste.
- No de verdad, si voy directo a casa...
- Que sí hombre…- Y entonces es cuando empieza a atusarme el pelo como intentando dar forma al crimen.

Cuando ya he conseguido apartar esas manos de mi cabeza y pago, me voy andando rápido a casa y me meto a la ducha. Todo para que cuando creo que empiezo a acostumbrarme a mi nueva imagen me encuentre al cabrón del Tapia y me diga que parece que llevo un casco en la cabeza.

Hasta el año que viene no vuelvo. Tengo doce meses por delante para amortizar los diez euros que me ha costado el mal rato.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Prostitución sostenible

Como bien saben todos los individuos que vean los primeros diez minutos de telediario o echen un ojete al periódico, estos días se celebra en Copenhague una cumbre contra el cambio climático de esas en las que los mandamases del mundo echan un pulso para ver quien promete más y consigue luego cumplir menos. Después de unos días de comilonas, el final ya lo conocemos todos, harán un texto de conclusiones como los que hago yo para los trabajos de clase cuando me veo obligado a elaborar este apartado y que la seño no se de cuenta de que me estoy tirando el pisto. El resultado siempre es el mismo: Un texto aprobado por los pelos pero que todo el mundo sabe que no ha servido de nada. Bueno, mis trabajos sí sirven de algo, pero sólo para gastar tinta de la impresora, con lo cara que está y lo que luego me fastidia ir a comprar el recambio sin haberme fijado en el maldito modelo de cacharro.

Pero centrándome en lo importante, os cuento que ayer me comentaba Ana Blanco desde la televisión pública que en la cumbre se ha hecho una petición un poco especial al público: No hacer uso del servicio de prostitución para luchar contra la explotación sexual. Una propuesta valiente, sin duda, y aunque no sé si es la forma adecuada de conseguirlo, el caso es que al parecer el objetivo es lograr una prostitución sostenible o algo así. Ana, que no debía de estar segura de creerse lo que estaba leyendo, lo ha dicho al final un poco por lo bajini para ver si pasaba desapercibido. Yo, desde luego, es lo único que he sacado en claro de toda la información acerca de la cumbre que la periodista ha soltado.

De este modo, a falta de que los prosticonsumidores se manifiesten, las primeras en movilizarse han sido las putas en sindicato. Y es que las afectadas han decidido responder a los de la cumbre con una medida revolucionaria como es ofrecer sexo gratuito a todos los mandatarios que se acerquen al evento. Vamos, que hacen igual que cuando los ganaderos regalan la leche o los agricultores los limones.

En fin, que visto lo visto, Berlusconi estaba en Bonn contándoles a los europeperos que tiene los cojones de plomo pero lo mismo no le viene tan a desmano pasarse por Copenhague con la excusa de investigar por donde se penetra a las sirenitas. A mí siempre me han dicho que este cruce de pez y mujer es muy de vida alegre y tengo curiosidad por saber el lugar por donde se ejecuta la cópula, porque si de ombligo para abajo son todo cola, no veo ahí hueco para hacer hoyo.

Bueno, que ya le comenaré mis dudas al veterinario cuando me toque la revisión, pero a ver si se pasa antes Silvio por allí y me pone un mensajete sacándome de dudas antes. Estoy seguro de que va a a ser lo único que saque en claro de la cumbre.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Duelo abdominal: Ronaldo el flaco Vs Aznar

"Una de las respuestas a la pregunta de qué hace Cristiano Ronaldo para tener un físico tan privilegiado es su obsesión por las abdominales. Hasta tres mil al día realiza siempre que puede. Un trabajo que no pasa inadvertido cuando el madridista se quita la camiseta". Este es el subtítulo del artículo publicado en el Diario As hace tres días, justo cuando los votantes del periódico hicieron merecedor al jugador del premio que el diario de Prisa le concedió. Me imagino que los votantes del Sport o de otro periódico que no fuese As o Marca le hubiesen dado el premio a Messi, pero entonces el ojete de Cristiano no hubiese quedado tan reluciente como después de que los del As se lo trabajasen con ahinco.

Tenía tantas ganas Cristiano de enseñar sus abdominales que ayer estuvo a punto de quedarse atrapado en la camiseta corriendo a ciegas mientras se la intentaba quitar. Mal, porque hoy ya sabía lo que se nos venía encima: abdominales de Cristiano por todas partes, en la tele, en el periódico, en el ordenador, en los macarrones... hasta por la radio me los estaban pintando, cojones. Sin embargo, el comentario más lúcido que he oído ha sido cuando a la hora de los deportes en el telediario mi hermano ha sentenciado: "Éste tío es idiota, verás cuando se ponga como Ronaldinho y le hagan una foto to gordo. Verás como se arrepiente de haberse estao quitando la camiseta pa que luego comparen".

Y es que parece que está de moda presumir de cuántos abdominales haces al día. Este verano dijeron que Aznar hacía 2.000 cuando le pillaron abrasado al sol con un Gremlin en el estómago. Después de ver ayer a Cristiano y pensando en Aznar, me imagino a este líder de masas ganando las elecciones y quitándose la camisa a lo Hulk en el balcón de Génova. También estaría entretenido ver mano a mano a Cristiano y al bigotes en un duelo después de comerse unas lentejas. Eso sí, con camiseta los dos para evitar que vomitase alguien del público antes que los participantes.

Lo que yo tengo claro es que Aznar, viendo que es un negado para el inglés, decidió invertir ese tiempo de aprendizaje lingüístico en hacer abdominales y lo que consiguió además de unos abdominales modelo, fue que su mujer se pusiera a escribir cuentos. A Cristiano le debió de pasar algo parecido con el inglés pero al final se hizo con el idioma. Por otra parte, no me imagino yo a Paris Hilton escribiendo cuentos porque irían más encaminados hacia la novela guarrindonga y dudo que la chica sepa escribir algo más que mensajes por el móvil. Aquello estaría lleno de "Ouh yeah, yeah, yeah..." y con eso, aunque el argumento quede profundo, no se convence a una madre para leérselo a los niños antes de dormir. Iban a acabar los calzoncillos con más pliegues acartonados que los abdominales de los tíos estos.

jueves, 3 de diciembre de 2009

ilooser

Los días en que uno tiene prisa son esos en los que decide innovar y tomar atajos que siempre suelen conducir al fracaso. Por eso, hoy en vez de coger las escaleras mecánicas como todos los días me he metido al ascensor para bajar al piso –2 del intercambiador de Plaza Elíptica y ahí subirme autobús. El habítaculo estaba abierto y no había nadie alrededor, así que bajaría a mucha mayor velocidad y pillaría el bus a Getafe in extremis gracias a mi astucia... Sí, soy un ilooser.

Una de las situaciones que más me revientan cuando monto en un ascensor es que éste se vaya parando por todos los pisos y que las personas que lo llamaron se hayan ido antes de que llegue. Cuando las puertas se abren y no hay nadie se hace un silencio bastante incómodo y si tienes prisa aprietas el ojete para que las puertas se cierren de una vez. No obstante, esto se produce habitualmente a cámara superlenta y justo cuando están a punto de cerrarse siempre aparece un cabrón que mete la zarpa para que las puertas se vuelvan a abrir. También está la opción de que sea uno de dentro el que conmovido por la pena apriete el botoncito para que las puertas se abran. Entonces te das cuenta de que sólo hay una persona a la que odias más que a Ramoncín y al hijo puta que ha llegado el último. Sí, si estuvieses en una peli de Tarantino le cortarías el dedito y luego le reventarías a hostias con un punteo de guitarra de fondo, pero tu película la dirige Pablo Carbonell, en tu banda sonora suena Manolo Escobar y el tío al que quieres matar te saca dos cabezas.

Así pues, mientras este mediodía se cerraba la puerta ha entrado el cabrón que ha destruído la relación entre ascensor y velocidad. No contento con su acción, ése tío se ha convertido en el hijo puta que les ha abierto la puerta a otros tres que me hostiarían de haber intentado tocarles un pelo, así que cuando por fin ha arrancado el ascensor he empezado a notar como los cincuenta grados de temperatura que debía de haber en ese cubo comenzaban a poner a prueba mi desodorante. Como estamos en invierno, el abrigo, la mochila, el gorro, la carpeta y los cascos me estaban sobrando. Hoy he sacado del armario la bufanda de lana y notaba que mi cuello era un infierno en carne viva y además, el hecho de entrar el primero al ascensor te coloca siempre en el último lugar para la evacuación. Como dos minutos después de haber entrado al habitáculo pulsando el –2 mi humor ya no era el mismo, para escapar de allí he estrujado a la gente contra la pared para que se apartasen de mi camino olvidando todo tipo de vocabulario protocolario.

Cuando la puerta del ascensor se ha abierto he salido disparado viendo como mi autobús se marchaba. El autobusero me ha mirado y ha girado la cabeza hacia el asfalto, pero algo le debe de haber pasado por la cabeza para que se haya detenido finalmente para abrir la puerta. En éstas, he subido al autobús convertido en el cabrón que hace llegar tarde a los que van dentro y le he dado las gracias al conductor como si me hubiese tragado un megáfono. Acto seguido he metido el ticket y he avanzado por el pasillo.

A medida que lo recorría buscando sitio he notado que el autobús de hoy tenía un brillo diferente, con asientos mucho mejores y una línea mucho más moderna que los trastos en los que me monto normalmente. Cuando la gente me ha empezado a hacer señas me he dado cuenta de que el conductor me reclamaba, así que he apagado la música y he ido hasta él:

- ¿Me enseñas tu billete? -Me ha preguntado con una voz que denotaba cierto hastío.

- Claro, aquí tiene, el B-2. -Le he dicho enseñándole el Abono.

- Esto no te vale chaval…

Entonces se ha producido un cortocircuito tiempo-espacio en mi cerebro y ha saltado el típico listo que siempre va sentado en primera fila de tertulia con el autobusero:

- Pero a ver niño, ¿Tú a dónde vas?. -Me pregunta el cabrón, como si tuviera más prisa que yo.

- Pues… a Fuelabrada… digo no, bueno, eso es luego en el Metro… ahora voy pa Getafe.

- Cojones, pues vete a Getafe, pero cogiendo el autobús del piso de abajo, que esto es el -1. -Ha respondido aclarándolo todo…

Cuando me he bajado de ése autobús sabía que nunca más volveré a montar en el maldito ascensor del intercambiador de Plaza Elíptica. Algún cabronazo había llamado desde el –1 y me la he comido doblada porque yo había pulsado el -2. Ya he dicho que odio a la gente que llama al ascensor y se va sin esperarlo.

Como normalmente voy dormido, de haberme valido el billete mi viaje hubiese acabado en Toledo. Sin embargo, el autobús a Getafe ha tardado veinte minutos en venir, por lo que también he podido llegar lo suficientemente tarde como para que mis compañeras de grupo me odien un poco más y hayamos tenido que retrasar nuestra exposición por mi culpa.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Fonsi sí, tú no

Es por todos conocido que en los tiempos que corren la línea que separa lo moderno de lo ridículo es tan fina como el pelo de una gamba, y me pillo los dedos. La innovación está a la orden del día, las franquicias ansiosas por colaborar en esta locura y el revival atuendístico inmerso en una cíclica vertiginosa que no acaba de descarrilar. Los concursantes de “Fama a bailar” se multiplican por las calles de mi barrio y los pantalones de pitillo oprimen los testículos de media España. Yo, que fui calificado como moderno por llevar un sombrerete, sin ser un fugitivo de la moda veo que pierdo el tren de la modernidad mientras la cosa cada vez se desvirtúa más entre plastiquetes y leopardesas.

“Como véis, Fonsi apareció como padrino de la fiesta con vaqueros anchos, zapatos acharolados, esta sudadera gris con capucha... y pajarita. Muy moderno Fonsi.” Son las palabras de Anne Igartiburu hoy comentando a este amo del circuito cuyas paredes de casa creo que están empapeladas con publicidad de Ron Brugal para limpiarse el culo en un photocall y no perder costumbre.

“Venga, no me jodas Fonsi, que aunque seas el sobrinísimo y la tengas más tiempo dentro que fuera pareces gilipollas con esa pinta”, hubiese sido mi comentario corazoniano si mis tangas tuviesen el mismo éxito que los de la Igartiburu. Aún así, que tomen nota los que vayan a ponerse pajarita con la sudadera: Fonsi sí, tú no. Fonsi se la ha pegao mil veces en la moto y no le ha pasado nada, si tu te pegas una de esas hostias te matas. Fonsi había follado hace diez años más que tú y Julio Iglesias juntos en vuestras próximas diez vidas. Fonsi es de mentira, tú de verdad. No intentes vestirte como un presentador de la MTV o un concursante de Fama porque tu no saldrás jamás por la tele más que de público en el Diario de Patricia (toma!). Asúmelo.

“Como véis, el tipo de pelo churretoso y barba de naúfrago que lee el suplemento dominical del ABC calza unas J´Hayber y viste un pantalón de chándal Adidas color mierda, un forro polar saturado de pelotillas y una camisa Lacoste que podría hacer las veces de mantel de picnic. Oh, y esos calcetines blancos de marca "sport" son un complemento que nunca pasa de moda. Púdrete Fonsi, el churretoso es el ganador, sí señor”. Este hubiera sido el comentario de Anne de haber plantado un photocall en mi vagón de metro. “Anda cojones, un bohemio”, he pensado yo a la vez que me acordaba de que si ese tío estuviese en una fiesta con Guti o Asdrubal podría ser el creador de la próxima tendencia: El chándal con camisa, algo que siempre ha estado ahí pero que ha sido sistemáticamente rechazado y tachado de paleto. Injusto, pero ojo, que si se llevaron las zapatillas de andar por casa entre los millonetis, el chándal con camisa es el próximo pelotazo.

Mañana tengo que presentar un trabajete en clase. El otro día me compré una camisa de cuadros y creo que iría bien con el pantalón del chándal del Madrid que me queda pesquero. Ya sé que no salgo en la tele, pero la profe que me evaluará iba el otro día con chándal y unos tacones enormes. Creo que puedo ganar puntos. Es una tía de puta madre.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Viendo el derby como un señor en el salón de casa gracias al fantástico pack de Imagenio, he tenido la oportunidad de elegir entre escuchar el partido por la televisión o encender la radio. Si el partido hubiese caído en sábado me hubiese levantado a encender el radiocasé, pero como es domingo y el aparato no tiene mando a distancia he optado por no moverme del sillón y que los comentaristas de Gol TV me deleitasen con sus interpretaciones de los lances del juego. Junto a una voz desconocida, Víctor Muñoz y Julen Lopetegi han sido los especialistas elegidos para la ocasión.

Para empezar, el Míster en paro Víctor Muñoz me parece un tío con dos dedos de frente. Como aún no se le ve muy rodado no dice casi tonterías y se limita a ejercer su papel comentando el aspecto técnico del encuentro. Es curioso porque a Víctor se le nota el cazo de boca ese que tiene hasta sin verle la cara. Y es que para ser maño, el tipo tiene una mandíbula que podría presumir de una denominación de origen puramente pelaya.

Por otro lado, Julen Lopetegi es más de la escuela de Salinas, de la misma generación y de la misma zona también. Para llamarse Julen le pega bastante mejor a la palabra que Guerrero, que es el peor exfutbolista reconvertido a comentarista que habrá jamás con permiso del pedante de Butragueño. Lopetegi se desenvuelve con soltura, aunque de vez en cuando también cuenta alguna historieta de difícil digestión. Como entrenador creo que va a estar más tiempo sin ejercer que Víctor Muñoz, pero en líneas generales no se me atraganta.

Todo esto no tiene mucho que ver con el partido, así que no voy a plantear a estas alturas que el Madrid se haya merecido más o que a Casillas le van a torturar con lo del retrovisor. Lo que sí voy a decir es que, aunque no me las pueda dar de vidente, mi pronóstico de que Guardiola no llegaba a 2010 con pelo se ha cumplido y que esta entrada sólo la he hecho para colgar el vídeo de la galleta que se pegó Lopetegi ilustrando al personal en La Sexta. Por cierto, a Raúl el banquillo le sienta estupendamente, así que si yo fuera Florentino iría pensando en hacerle uno hipobárico. Eso sí, como rinda igual en el banquillo hipobárico que en la cama veo a Dudek embarazado antes de Navidad. Ale, a disfrutarlo que se me va de las manos.

martes, 24 de noviembre de 2009

Hostias


La última vez que un gitano rumano se cagó en mis muertos volvía a casa tras matricularme después de una eterna mañana de trámites y esperas absurdas en la universidad. Me habían cerrado la puerta del banco en las narices, no había podido entregar la solicitud de beca por falta de documentación y en las notas de la única asignatura de la que me había examinado en septiembre aparecía como no presentado. Había tenido que reprimir las ganas de asesinar a una funcionaria de secretaría y a otra del registro y mi estado físico aquel septiembre no era del todo bueno. Además, hacía un día que el coche me había dejado tirado en la A-6 y volvía a casa con prisa porque me hacía mucho pis. Fue entonces cuando aquel niño de acento extranjero me detuvo para pedirme un euro y rozó con su manopla mi bolsillo.

A las dos gitanas rumanas supuestamente sordomudas que hoy me pedían un autógrafo a la salida del metro tampoco les ha debido de sentar muy bien que al acercarse les haya dicho simplemente "quita" mientras llamaba por teléfono. Cuando he seguido caminando distorsionaban mi conversación con lo que creo que eran sus voces diciendo "na ma da la gana de quitarme, quítate tú jo puta!!" y algún insulto más que no recuerdo con tanta claridad porque no eran precisamente unas virtuosas ni de la lengua española ni del insulto. Al colgar ya no se las oía bramar, pero me he dado cuenta una vez más de que todas las gitanas rumanas tienen siempre el mismo tono de voz, ya sea para decir "probresita ninia" o simplemente para llamarte "jo puta". Seguramente es injusto que tras dos intensos días metido en un seminario oyendo lo que enriquece la inmigración a España me haya tenido que cruzar con estas dos perlas nada más salir del aula, pero así ha sido.

Sin embargo, contra todo pronóstico, cuando sospechaba que me iba a pasar el camino de vuelta a casa reflexionando sobre la mala relación que tengo con la gente que le pone profesión a mi madre, he visto una señal de esos genios del marketing capaces de cautivarme con su arte y que me ha cambiado el humor. Es más, no me sentía así desde que, ignorante de mí, creí que el letrero del tendero "espárragos cojonudos" era un piropo a su producto para vender más y no una clase de espárragos.

Ahí pasaba, elegante sobre cuatro ruedas con un calvo blancuzo en su interior: "Hostiauto, compra y venta de vehículos accidentados y averiados". Cuando ha desfilado delante de mí ha hecho que por mirar haya perdido el autobús, pero eso de www.hostiauto.com me ha parecido tan cojonudo como los espárragos. Una empresa creada por gente que gusta de llamar a las cosas por su nombre, creada casualmente por ciudadanos del este, de esos que no se lo piensan dos veces a la hora de calificar a las cosas, ya sea con "Hostiauto" o con "jo puta".

Al final he llegado a casa súper enriquecido.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Present Tense


Nunca he estado muy puesto en arte, pero hoy durante una charleta en la facultad me he enterado de una cosilla un tanto curiosa.

Resulta que Mona Hatoum es una artista nacida en Beirut que ha estado toda su vida exiliada en Londres. La primera vez que pisó Jerusalén fue para realizar una exposición en la que mostró una obra hecha a base de jabones compuestos de aceite de oliva como los que miles de palestinos han utilizado para lavarse durante años. Sobre ellos dibujó con cristal rojo un mapa de los límites territoriales fijados en los Acuerdos de Oslo (1993), en los que se reconoció la autoridad palestina y por los que, en teoría, Israel aceptó devolver algunas zonas colonizadas.

Parece ser que la obra tuvo un gran éxito entre los palestinos porque junto con lo evidente, su olor les resultaba muy agradable. También era bastante simbólico el hecho de que al estar hecha de jabón sólo algo tan natural como el agua sería capaz de borrar todo aquello.

Por contra, los judíos la rechazaron radicalmente alegando que todos esos jabones se parecían a los que los nazis repartieron durante el holocausto en los campos de concentración.

Todos los años llueve pero nunca a gusto de todos. Tampoco lo hace con la misma fuerza.

*La obra lleva por nombre "Present Tense" (tiempo presente y/o presente tenso).

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Viena, Freud y Ernst Happel


Lo más extraño que me pasó en Viena sucedió a la media hora de bajarme del tren y Rex no llegó a tiempo para impedirlo.

Unas adolescentes mudas se regalaban hostias como panes en el vestíbulo del metro y el único ruido que generaban era el sonido de éstas. Hubo de todo, desde los clásicos tirones de pelo y patadas en la boca del estómago hasta empujones escaleras abajo. Debían acordarse de sus respectivas madres mediante gestos y traté de tomar buena nota porque lo primero que ha de aprender un extranjero al llegar a un país es la forma de insultar de sus habitantes. No había presenciado nunca hecho similar entre todas las peleas que he visto y grabado en mi vida, que son unas cuantas, así que estuve un buen ratico ahí delante viendo el percal a sabiendas de que no iba a tener muchas oportunidades de ver peleas de mudos si esto me pasa cada 23 años. La verdad es que me resultó muy enriquecedor el cambio de registro al estar acostumbrado a la típica bronca de gariteo con improperios de viva voz.

Tiempo después me he planteado que si tras estar sólo media hora en Viena presencié algo así, Sigmund Freud tuvo que ver un montón de peleas de discapacitados en su vida. Como no soy psicoanalista, no tengo ni idea de por qué esas chiquillas se calentaban el hocico, pero estoy seguro de que Sigmund pensaría que todos esos mudos estaban reprimidos, que lo que tenían que haber hecho era tirarse unos cuantos pedos delante de su jefe, meterse el dedo en el culo para liberar su sexualidad y así no expresarse violentamente. Olé los cojones de Freud.

Ernst Happel diría que le importa una mierda todo esto, pero que tenemos una Selección de puta madre que le ha dado un baño a Austria en el estadio que lleva su nombre.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Bassat vs Mejide

Últimamente me pasan tan pocas cosas que con esto de comentar la actualidad casi parezco un periodista. Sí, un periodista, porque al final los periolistos sólo buscan contar lo que pasa en la vida de los otros y que les paguen por ello. Pero vamos, que si existen personal shoppers, críticos de cine o actores porno, a ver por qué lo de hablar de la vida de los demás desde una perspectiva medio seria no va a ser una profesión también.

Pues al hilo de la actualidad me ha surgido la duda de si siguen poniendo en la televisión el programa de Lluis Bassat, el de El Aprendiz. Ayer vi que otro de los publicistas mediáticos en España, Risto Mejide, ha ampliado la emisión de su G-20 a los domingos y encima parece que el tipo ha conseguido que tres millones de personas le sigan subiendo el ego, mucho más que el share con el que soñaría Bassat. Bien por Risto, que a base de pegar palos ya no tiene que andarse con briefings, timings, marketings y todas estas mierdings que se hacen en publicidad con la misma terminación.

Curioso lo de los publicistas mediáticos porque para ser tan expertos en promocionar cosas hay pocos que se conviertan a sí mismos en un producto y se den a conocer. Estos dos parece que lo de hacerse famosos lo han hecho bien, pero si tuviera que elegir a alguno de los dos… ¿Bassat o Mejide?

Lluis tiene mucha barba, no suda, es ingenioso y esa panza curtida a base de comilonas de empresa en asadores contiene mucho disfrute, pero es del Barça. Risto es un tocapelotas, un bocachancla y un oportunista, por lo que a priori me identifico muchísimo más con él. Además, sólo lleva escritos dos libros más que yo y Bassat en este tema me resulta inalcanzable. Sin embargo, Mejide está medio calvo, lleva gafas de sol a todas horas y es un hortera de cuidao. También hay muchas posibilidades de que sea del Barça.

Por tanto, creo que me quedo con Bassat porque mola más hacer de Donald Trump en un programa españolizado en el que recopilas ejecutivos hinchados de máster para decirles que no venderían ni una bandera de España en un mitin de Rajoy. Bassat es un tipo constante y un triunfador perpetuo. A Mejide un día de estos le van a intentar pegar un botellazo como el que casi le dan a Manolo Lama durante el último derby. Porque la retroalimentación, cuando dices tonterías para toda España, ya sea antes de la siesta o de la cena, no sólo se muestra mediante palabras y supongo que cuando te pasas de vueltas hasta las personas como Florentino te pueden coger un poco de manía.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Última llamada a solteros de paladar fino


"Atencion señora, ha llegado el tapicero para tapizar sus muebles, sillas, sillones, tresillos, puertas, taburetes, mecedoras, descalzadoras… Tapizamos en todo tipo de materiales, sky (¿?), tela, terciopelo… con recogida y entrega en su propio domicilio… llámenos al 696590318". Falta decir que si no eres Orange les des un toque para que te llamen ellos desde el móvil del trabajo, cojones.

Qué bien se despierta uno un sábado con el tapicero debajo de la ventana, pero ojo, que el día trae noticias mucho más frescas: Atención señora, póngale el traje de la graduación a su hijo y preséntelo en palacio porque la Infanta Elena María Isabel Dominica de Silos de Borbón y Grecia está a punto de quedarse oficialmente soltera. Sí, sí, su “cese temporal de convivencia” con Marichalaaarl parece que termina finalmente en divorcio, algo por lo que nadie apostaba desde un principio. Ahora la Infanta se quedará con el pisazo de dos millones de kilómetros cuadrados al lado de El Retiro, los coches, la pantalla de plasma, el secador, el cepillo de dientes eléctrico, la maquinilla de afeitar, las toallitas Kandoo para apurar su Ohio… y a los Froilanes también, ¿no?. Vamos, que si no vivía bien el bueno de Jaime ahora lo va a pasar fetén ahí sin niños y comprándose esos trajes tan moderner que parecen tapizados por mi colega el de la furgoneta y el megáfono.

Así que ya sabéis, chicos solteros. Lo de casaros con una princesa va a estar jodido, pero estad atentos al BOE porque en cualquier momento sale la plaza para opositar a infanto. El braguetazo en el que ya no confiaban vuestros padres es posible conquistando a esta muchacha cuarentona. Seguro que tiene ganas de conocer gente nueva con la que ir a los toros, a desfiles, montar a caballo, en velero, en Mercedes, en cama… No os preocupéis porque su trabajo le permitirá adaptarse a vuestros horarios y esto facilita mucho cualquier relación. Sabe inglés y es titulada en mogollón de carreras relacionadas con la educación, así que también os podrá enseñar muchas cosas, como pelar langostinos con cuchillo y tenedor, comer chuletillas sin chuperretear los huesos, sacarte mocos con cuchillo y tenedor, su colección de zapatos, de bolsos, de pelotillas del ombligo...

En las bases de la convocatoria probablemente no se prometa un futuro asegurado ni una vida fácil porque no es el estilo de la Casa Real. Además, que con la crisis los opositores están revolucionados y tampoco se pretende saturar el casting. Aún no se sabe si por familia numerosa se puntúa más, pero daos prisa porque al parecer Peñafiel ya está fotocopiando su DNI para adjuntar las copias con el impreso de solicitud. A lo mejor es también la oportunidad definitiva de Álvaro de Marichalar, su asalto a La Zarzuela en moto de agua recién llegado de una intrépida aventura cruzando el lago de la Casa de Campo…

Os dejo una fotica para que lo vayáis pensando. Reconozco que he buscado en Google con los descriptores "infanta elena fea", pero no esperéis que buscando "infanta elena pibón" o similares el resultado cambie.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Aniversario redundante

Pues resulta que el otro día Cuatro cumplió su cuarto año de emisión. Un hecho éste que no deja de llamar mi atención, aunque si tenemos en cuenta que el año que viene a estas alturas Telecinco celebrará sus veinte años no sé porque me extraño de que una cadena llena de gilipollas sea capaz de cumplir cuatro años.

El caso es que estaba yo procediendo a comer y se me había pasado lo del aniversario de la cadena de Prisa hasta que camino de Los Simpsons me topé con el autobombo que le estaban dando al cumpleaños en su informativo. Al parecer, decidieron celebrarlo con el estreno de la emisión en tiempo real de su programación por internet… “qué bien, a ver si aguantáis hasta el mundial y si me pilla lejos hago la segunda visita a vuestra web para cuando se estrene España”, me dije (la primera la hice hace poco cuando la cagaron con la foto de Solo en Casa y Michael Jackson).

Y es que siempre recordaré aquel día en el que Cuatro sumó un canal más al analógico de nuestras televisiones. No me hizo gracia lo de que me quitasen Canal + porque me gustaba ver los goles en El Tercer Tiempo, pero pensé que un canal de Zapatero siempre es preferible a otro como Telemadrid y en teoría, iban a pasar bastantes contenidos del Plus a la nueva cadena.

Sin embargo, pronto me desengañé y vi lo que se me venía encima. De hecho, durante la inauguración del canal, en cuanto fui capaz de orientar la antena lo suficiente como para que se distinguiesen las voces y figuras de Boris Izaguirre y a Ana García-Siñeriz me olí que me habían vendido la moto. “Una cadena diferente”, decía contoneándose este genio de la prosa mientras la otra a su lado permanecía todo lo tiesa que podía enseñando al público su catálogo de piños.

Diferente o innovador para Cuatro debe de significar copiar lo que hacen Telecinco y Antena 3 o incluso peor, porque desde que se estrenó el canal he visto como se ha echado por tierra la carrera de algunos de los periodistas que me parecían respetables cuando sólo les conocía por la Cadena SER, como Gabilondo, Lama o García Campoy. Lo que pasa es que como en el país de los ciegos el tuerto es el rey, si eres compañero de Gonzalo Miró, Eva Hache, Nico Abad, Carreño, Carlos Baute, Nuria Roca, Calleja o Luján Argüelles… pues claro, los puestos del podio están muy caros y aunque te vuelvas un payaso o un manipulador se puede pasar bastante desapercibido.

Aún no he tenido la suerte de seguir con asiduidad los realities con los que Cuatro debió de pretender distanciar su contenido del de la competencia, como Supermodelo o Factor X. Lo de Callejeros Viajeros me parece un formato muy original también. Hoy me iba de casa a mediodía y estaba encendida la televisión con Fama. Cuando he vuelto se me habían colado en el salón dos tipos que me caen estupendamente desde hace tiempo, como son Pablo Motos y Alejandro Sanz. Luego han seguido con Granjero busca esposa, otro programa que este canal ha debido de arrebatar a Telecinco. Muy rico todo.

Antes de que apareciese Cuatro mi televisión sintonizaba en el cuarto canal a Telemadrid. No creo que haya sido un error pasar Telemadrid hasta donde ya no llego con el zapping, pero pienso que vacío, ése canal estaría mucho mejor. En casa de mi tío siempre se han mantenido los canales por orden de su creación y si yo emplease el mismo método, Cuatro estaría más cerca de donde se merece.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ideas "al taglio" y/o recalentadas


Presento a continuación una serie de ideas que me inquietan desde hace una temporada:

No sé si es cosa mía, pero cada vez que hay un descanso en la Champions League tengo la sensación de que Gladiator me vende cerveza Heineken. Además, en otros momentos, la voz española que dobla a Russel Crowe (que a su vez lo hace con Sean Bean o Daniel Craig) me ofrece seguros Axa y el otro día me pareció oirla también en un anuncio de detergente o algo así. Desconozco si hacen falta dobladores en España, pero creo que si esto sigue así al final voy a tener pesadillas con el borrachuzo de Russel.

En segundo lugar, me llama bastante la atención que en la línea siete del Metro de Madrid la estación cercana al Estadio de La Peineta se llame “Estadio Olímpico”. A Madrid no le darán los Juegos Olímpicos ni enfrentándose a Cagliari en la final de la votación, así que ya es hora de quitar ese nombre porque cada vez que lo veo en el plano de Metro me pongo malo pensando en que el lunes pasado el cabrón del Alcalde me pasó el recibo del maldito impuesto de la basura.

Me gustaría saber también por qué huevos se venera a la “Pizza al taglio”. Mi razón no alcanza a entender por qué a la gente se le hace el culo gaseosa con este tipo de pizza, que es putamente normal pero recalentada. Entiendo lo de al taglio por la funcionalidad de los pedazos individuales, pero que no me jodan con que está más buena que la recién hecha. Lo suyo sería llamarla pizza recalentada o recalentuti, coño, y no venderme la moto con un cacho de pizza chicloso que al minuto está frío y cuyo queso no se estira porque podría llevar fundido un par de meses.

Para terminar, me gustaría añadir una encuesta anónima acerca de las costumbres de las personas que visitan el blog porque el otro día una serie de sujetos trató de hacerme sentir extraño al decir que debajo del pijama me pongo calzoncillos. A mí eso de dormir con la misma gotica de pis todas las noches en el pijama me parece una marranada, así que, como habitualmente me cambio de ropa interior a diario (habitualmente, he dicho), no suelo tener ese problema y mi aparato no roza con orina de días anteriores durante la noche. Y no voy a entrar a fondo en la materia porque sacar el tema del acartonamiento sería hundir a los partidarios de esta práctica tan poco higiénica.

martes, 3 de noviembre de 2009

Penúltima parada en Cagliari

Hace una semana a estas horas a los del Alcorcón no les salía el pis. Hace una semana a estas horas también pensaba que hoy se cumpliría un año exacto desde que volví de Nueva York. Allí en la capital del mundo lo pasé muy bien y creo que es uno de los pocos lugares a los que tengo pensado volver. En cuanto mi reciente viaje a Cerdeña, creo que a no ser que un meteorito destruya todas las ciudades del planeta a excepción de Avilés y Valencia, Cagliari nunca será la capital más bella del mundo. Sin embargo, aquí también tengo pensado volver aunque sea en otra visita de metesaca (por su brevedad). A Cagliari, digo.

En primer lugar, debo agradecer a la Señora Josefina los bollos preñaos que me envió por acoger a su hijo el basurero en casa durante la noche antes del viaje. A miles de metros del suelo y encerrados en el avión, el olor del chorizo se hizo intenso y mi olfato disfrutó tanto como mi paladar. El resto de pasajeros creo que también probó los bollos de alguna forma menos satisfactoria, pero esto es algo que nunca nos importó.

Ya entrando en materia, habría que señalar que aunque a Jaime nunca se le dieron bien los idiomas, teniendo en cuenta que el italiano es casi igual que el español y que el hombre lleva mes y medio allí, no hay excusa para que en sus ejercicios de aprendizaje siga españolizando la palabra “chao” después de revisarlos varias veces. Enfrentándonos a este traductor que proclama “querer recargare diez euros” cuando pone los testículos en las tiendas de telefonía móvil, cualquier intención de que nos ilustrase acerca del sardo se vino abajo nada más ser conscientes de que además, en el lugar, él y su compañero Fernando ya son una especie de mito por haberse cocido a tope veintiuna noches seguidas, tener una casa a la que todo el mundo conoce como meeting point Erasmus y ostentar otra serie de récords que van de la mano con los dos datos anteriores.

Como Jaime no había pisado apenas la facultad por razones obvias, el día anterior a nuestra llegada se enteró de que tenía que hacer dos exámenes seguidos a la hora que llegábamos, así que no pudo venir a recogernos y nos envió a un colega por dudar de nuestra capacidad para hallar su domicilio. Este colega tampoco pudo presentarse, así que al final tres españolas en calidad de amigas del amigo de un amigo vinieron a hacernos compañía hasta que el anfitrión hizo su aparición para ir a comprar mantas y provisiones para el primer paseo nocturno.

A lo largo de los cinco días siguientes han pasado cosas que uno no debe de contar para respetar la privacidad de los protagonistas, así que me veo obligado a evitar las partes en las que aparezcan acciones incívicas, referencias a pitos, violencia gratuita y vida nocturna en general porque todo eso ya lo contaré cuando me vaya de la lengua en vivo y en directo.

Vamos, que entre risotás catamos el mediterráneo y el sur de la isla en general, presenciamos el Cagliari 3 - Atalanta 0, les dije a todos los espaguetis con los que hablé que su país es una república bananera y nos volvimos con un italiano mucho más fluido que el del anfitrión. Todo esto, no sin antes recordarle que en cuanto nos recuperemos compraremos un billete de avión tirao de precio y nos presentaremos allí sin avisar. Esta vez no hará falta enviar a nadie a recogernos porque el olor de la sartén empantanada con la que dormíamos en la cocina nos guiará desde la estación a casa aunque no nos acordemos del camino. Si alguno de los compañeros ha perdido la guerra psicológica y la ha fregado, preguntaremos a algún Carabinieri porque estoy seguro de que la policía ya habrá tenido que volver a la casa de Fernando de Dios y Jaime la… Álvarez Fernández, hijo de Begoña celadora.

Sobra agradecer a Jaime y Fernando el habernos acogido como si aquello fuese la versión italiana del juerguero recreativo mansillés.

sábado, 24 de octubre de 2009

Ayer me pasó una cosa un tanto curiosa en la Feria de la Cerveza y lo raro es que no tuvo nada que ver con la cerveza.

Estaba yo esperando a que mi parienta saliese del baño cuando en una barra desierta de gente me pareció ver a una excompañera de colegio de la que no guardaba mal recuerdo en absoluto. El caso es que después de mirarnos fijamente durante unos segundos decidí acercarme a la barra para ver si la camarera era ella porque todavía no he ido a revisarme la vista y además aquella zona de espera olía un poco a pis.

Una vez me encontraba a dos metros comprobé que era mi excompañera, así que cuando estaba pensando en saludarla, la tía se giró ciento ochenta grados con cierto descaro y me premió con su espalda como queriendo que no me diese cuenta de que estaba allí. Cuando oí su voz estuve seguro de que era ella y además, el camarero al que estaba hablando me miró y sonrió porque debió de tener el detalle de decirle algo así como "uys, a ése le conozco, iba a mi colegio y no tengo ganas de que me diga hola porque lo mismo le tengo que escupir"...

Supongo que simplemente la muchacha pertenece a la lista de personajillos que cuando se hicieron universitarios trataron de crear un "nuevo yo" y todo lo que les recuerda al antiguo les repele. Otra opción no excluyente es que piense que soy un payaso. Al margen de todo, reconozco que muchas veces no le apetece a uno saludar, pero también hay que saber hacerlo para disimular o montártelo mejor, porque si no, como dice mi colega el Pitu, quedas como un lamentable.

jueves, 22 de octubre de 2009

Losing


Una de las cosas que más me gustan de dormir es despertarme y poder volver al sueño un rato más porque aún queda tiempo hasta que suene el despertador. Hoy el día ha empezado a las 8:55 cuando he visto que contaba con 35 minutos de margen, pero sólo ciento veinte segundos después todo se ha ido al traste: Mi hermana se ha dormido y como llegaba tarde a trabajar, mi media hora de placer se ha consumido paseando a su Rottweiler. “Empezamos bien”, he pensado.

Un rato después mi colección de legañas y yo llegábamos tarde otra vez a la clase de inglés, pero parecía que el día se enderezaba cuando la seño ha decidido trasladarnos a la sala de ordenadores para practicar la pronunciation. Esto ha sido enormemente positivo, ya que así no tenía que gorronear de nuevo el libro de texto a algún compañero solidario que me devolviese la moneda con su agradable aliento de café y cigarro. Tengo un don especial para sentarme siempre con fumadores y adictos al café, pero como hace unos días me harté de redesayunar Marlboro, esta tarde había previsto la tercera visita en menos de una semana a La Casa del Libro de Gran Vía para conseguir por fin el dichoso manual. Además de esto, otro de los recados de hoy era recoger la carta certificada con remite "Salud Madrid" que me habían dejado en correos hace unos días, así que después de comer he cogido el coche y me he acercado hasta la oficina indicada a por la carta. A pesar de que los días lluviosos son un asco para conducir en Madrid, no he tardado mucho en llegar a Correos y he aparcado el coche en doble fila porque iba a ser un momentito. Por cierto, que mientras pasaban el aspirador en casa una compañera de clase me ha despertado de la siesta quince minutos antes de que sonase el despertador y ya no me he vuelto a dormir tratando de recordar para qué me había llamado.

Dos mujeres esperaban delante de mí y había complicaciones con la petición de la primera. Diez minutos después, tras haberme convencido de que ningún coche pitaba por mi culpa, la tiparraca estaba a punto de irse a la mierda con su paquete cuando ha decidido molestar un poco más: “Perdona, es que tengo otra duda. Hay tres notificaciones a por las que tengo que venir. El problema es que van dirigidas a mí pero con mi nombre artístico, entonces no sé si con el DNI me vale…”. Con esta pregunta la mujer del mostrador se ha quedado bastante alucinada, así que le ha pedido un momento infinito más hasta que su jefe, decepcionado por no encontrarse a Barbara Rey, ha terminado con la estúpida situación. Entonces, Antoñita la Fantástica ha decidido girar sobre sí misma con un estilo bastante peculiar, se ha ido por fin al infierno y todos nos hemos quedado muy a gusto.

Mi turno:

“Hola, vengo a recoger una carta certificada, aquí tiene mi DNI". Y no he podido resistir la tentación de soltar una gilipollez: "Espero que no haya ningún problema porque mi nombre real y el artístico son exactamente iguales”. Pero no he tenido suerte, porque aunque la tía se ha reído, ha tardado otro siglo en encontrar mi carta debido a que, según ella, la habían cambiado de sitio.

“Pon tu nombre y apellidos aquí, DNI y firma”, me ha dicho la aprendiz cincuentona señalando cada sitio con su dedito por si soy idiota y no sé leer dónde se indica cada apartado. “Y aquí también tienes que firmar”, me dice entegándome otro papel.

“Bueno, pues guarda los autógrafos porque cuando me haga famoso van a valer una pasta”, le he soltado encabronado a la vez que contento por tener mi carta en la mano mientras huía de allí con varias pitadas de fondo. Y como esto se está alargando demasiado, concluyo:

Agencia Antidroga es el encabezamiento de la carta con cebo “Salud Madrid”. Una multa por un botellón en el que la resaca de nochevieja me impedía probar ni gota de alcohol ha sido el resto. El aparcar los días previos al mercadillo del barrio es bastante complicado y cuando lo he conseguido he decidido perder lo que quedaba de tarde en fracasar en la búsqueda de mi libro de inglés en la maldita franquicia de Gran Vía. Sólo he encontrado el Workbook, así que lo he comprado. Sin embargo, los detectores antirrobo de la librería no pensaban lo mismo y me he marchado tras las comprobaciones de la segurata. Cuando he vuelto al metro, una vieja loca me ha agarrado fuerte por el brazo y me ha gritado a voces: "¡¡¡Si los gitanos no tenéis pisos es porque los vendísteis por dos perras, así que ahora os jodéis!!!".

Me he bajado un par de paradas antes para buscar el libro por el barrio, pero como llovía a cántaros y no he cogido chubasquero porque había apreciado algunos claros, he decidido que estaba lo suficientemente calado como para volver a casa. De camino, he leído en la chapa que titula las calles el nombre de una vía perpendicular llamada “Calle de los imbéciles”, y me ha hecho bastante gracia porque me he planteado cogerla y que me llevase a un lugar adaptado para gente de mi condición. A medida que me acercaba más he visto que en realidad ponía “Los invencibles”, así que he convertido en la avenida de los imbéciles la Calle General Ricardos y he avanzado por ella camino de casa.

El Milán le ha metido tres al Madrid, Raúl ha vuelto a marcar y mi hermano me ha hecho ver el partido en una silla de la cocina porque ha preferido ver como el Chelsea le colaba cuatro al Atleti en la televisión del salón. Creo que la niebla con la que se ven los partidos en la cocina no ayuda a reducir mis dioptrías, así que después de cinco años estoy planteándome pasar por la óptica a ver si me graduan las gafas y empiezo leer mejor y a ver nubes en los cielos que parecen despejados.

sábado, 17 de octubre de 2009

La vida puede ser maravillosa...

No hace mucho que un amigo volvía a hablarme sobre la gran facilidad que tiene la gente para despertar antipatía en mi persona, que siempre estoy dando cera y sobre todo a los que veo por la tele, que son fundamentalmente los no me pueden partir la cara.

Sin embargo, también son muchas las veces que la gente se muestra incomprendida debido a que algunos tipos bastante odiados en general me suelen caer bien. No aguanto a personajillos como Ramoncín o Sete Gibernau, pero tengo que reconocer que otros como Míchel o Federico Jiménez Losantos me resultan bastante "simpáticos" y me hacen mucha gracia a pesar de esto no tenga lógica alguna.

Y entre ésos tíos que han contado con mi bendición se encontraba Andrés Montes. Nunca he entendido que la gente viese el mundial de Alemania en Cuatro para no escucharle o que bajase al máximo el volumen de la televisión para poner el Carrussel Deportivo. Que si no tenía ni puta idea de fútbol, que si siempre se subía al carro cuando la cosa iba bien, que si había perdido soltura hasta con el basket... no estoy de acuerdo. Además, que un tío con pajarita siempre es un grande. Vamos, muy grande tuvo que ser para que, desde hace tiempo, cada vez que escucho el nombre de Salinas me acuerde de "¿Dónde están las llaves?" y no del gol que el bueno de Julio falló contra Italia en el mundial de 1994.

Un showman. Un tío sin igual que no necesitó echar mano de falsa humildad para ser un fenómeno y al que por muy mal que haya caído, será imposible no recordarle diciendo eso de que, a veces, "la vida puede ser maravillosa".

lunes, 12 de octubre de 2009

Con nocturnidad

Yo nunca le he dicho a un portero que quiera entrar a su garito con zapatillas. El pobre Dani Martín, seguramente, fue lo último que soltó antes de llevarse el par de hostias que ahora le provoca su peculiar forma de hablar. “¿Estás en lista?”, me han preguntado en muchas ocasiones. Y no merece la pena ni contestar porque lo único que se me ocurre es darme la vuelta y preguntar a mis acompañantes cuál es el siguiente destino.

Mis dificultades para acceder al mundo de la noche y el trato con los "puertas" comenzaron ya en mi más tierna adolescencia cuando mis compañeros de patio empezaron a sentirse atraídos por el mundo del gariteo. Yo retrasé mi entrada al máximo, pero para no seguir torturándome con Noche de Fiesta, acabé lanzándome a un pozo del que aún no he salido pero en el que cada poco me recuerdan que tampoco he terminado de entrar.

Las zapatillas, la edad, el pelo, el abrigo, fiesta privada, cierre inminente… han sido junto con lo de la puta lista las excusas más empleadas para impedirme el acceso a un montón de bares. Sin embargo, como desde hace una temporada los locales que me reciben no son muy exigentes en ningún aspecto, mi relación con los gorilas ha mejorado un montón. Tendría que remontarme a mediados de agosto, cuando los porteros malagueños impedían mi entrada a sus locales, para señalar mi último encontronazo con el gremio. Y esto fue porque, o no les salía de las pelotas directamente, o me decían que con pantalón corto y los calcetines estirados hasta la rodilla no entraba. Naturalmente, la segunda causa estaba estrechamente relacionada con una clara intención de hacer el indio.

De este modo, la gran reducción de trato con los porteros ha ido mejorando tanto nuestra relación que hasta he llegado a pensar que algunos son personas normales y no robots. El viernes pasado, por ejemplo, nos echamos unas risas cuando esperando la cola un gorila nos preguntó si alguno sabía hablar inglés. Ante nuestro desconcierto el hombre se explicó: “Es para que mandéis a tomar por culo a estos dos guiris que me están dando el coñazo desde hace ya un buen rato”. Todos estuvimos de acuerdo en que aquellas palabras le habían humanizado.

Sin embargo, como la realidad es muy diferente, ayer fue un portero el que me mandó directo a casa y me recordó la pasta de la que están hechos estos sujetos. Realmente, no me apetecía entrar al bar que nos esperaba, pero como tenía ganas de estar un rato más con mis amiguetes, ya me había hecho a la idea y me arrastraba hacia ése agujero oscuro de la zona de Huertas llamado Samsara, Sánsara o Sarasa. Lo peculiar esta vez fue que aunque el gorila me permitió el acceso, cuando iba a cruzar la puerta el tipo me sugirió que la próxima vez para pudrirme en su antro de mala muerte debía de llegar con las zapatillas limpias. Con esto, pensando que además tenía que pagar diez euros por bucear entre las babas que inundan su apestoso nido pachanguero, le miré, me di la vuelta tragándome el “vete a tomar por culo” que me hubiese proporcionado el habla de Dani Martín y me largué a casa haciendo lo que a Manuel le gusta llamar "despedida a la francesa”.

Hasta que llegué a la Gran Vía y me fijé en un travesti que debía de querer ser Marta Sánchez no fui capaz de borrar el "vamos no me jodas" de mi mente.

jueves, 8 de octubre de 2009

Una bienvenida inesperada

“Clon” es el sonido exacto que hace un vaso de medio litro al estrellarse contra un cráneo humano. Esto es algo que nunca había oído hasta dos horas después de aterrizar en Dublín, y aunque no esperaba vivir una bronca irlandesa hasta que la noche hubiese avanzado un poco, como bienvenida fue bastante original...

Nada más soltar el primer “wha, güe…whawahawha… men?”, el taxista Mr. John Kelly nos demostró que el acento gaélico de la clase media baja dublinesa iba a ser indescifrable para nuestro inglés de bachillerato con seis años sin contacto de por medio. A pesar de ello, la conversación pareció fluir mínimamente cuando le indicamos la dirección del funesto Paddy´s Palace, lugar elegido para la pernoctación durante nuestra estancia.

Acostumbrados al “tonto el último” de Ryanair, los buenos de mis amigos me concedieron el honor de viajar como copiloto y así practicar un poco el idioma. Por el camino, DJ Kelly nos brindó una sesión de Dance maquinero a un volumen que impedía toda comunicación con los pasajeros de atrás, así que hasta que no conseguí explicarle que mi inglés era una basura y que no le estaba entendiendo una mierda el tipo no dejó de hacerme preguntas que en su mayoría se estaban quedando huérfanas de respuesta. Eso sí, cuando preguntó si la música sonaba demasiado alta todos coincidimos en afirmar que estaba perfecta.

Media hora después de esto, ya estaba enseñando el DNI a un portero del este europeo que se mordía el labio inferior a punto de golpear a un borracho irlandés tocapelotas. Tras entrar y ser pisoteados por todos los cuarentones ebrios del local, decidimos apurar nuestra primera Guiness y huir hacia otro lugar más de nuestro gusto y edad.

En el segundo y último bar de la noche todo parecía más gambitero. Shakira lo partía, la gente se cocía a conciencia y los italianos ejercían de crupiers repartiendo fichas a todo lo que se movía. Sin embargo, había sido un español con pinta de empollón el conquistador que nos sorprendió dándose el lotazo con un travestido en la barra del garito. Instantes después, cuando nos acercamos a por la última cerveza de la noche, el chaval ya vagaba solitario por la pista de baile con la mirada fija en el suelo como si se hubiese dado cuenta de algo inesperado.

Para nosotros, no sólo fue una sorpresa descubrir que el acompañante invertido no sólo no había desaparecido, sino que a pocos metros discutía acaloradamente con una hembra autóctona poco sobria. Pasado un momento, mientras nos aclarábamos con la terminología para hablar con los camareros (lager y dark) comenzó el espectáculo. Los vasos volaban, la gente gritaba y la sangre empezaba a correr, así que cogí mis dos cervezas, dejé a Manuel disfrutar de la pelea en primera línea y crucé la pista escuchando cristales romper contra el suelo. Sin que ningún charco de sangre fuese finalmente nuestro, el baile había concluido y esto fue la excusa para comentar la jugada con unos españoles que nos invitaron a pasar el resto de la noche en su casa.

Como de primeras no somos muy gorrones, pagamos quince eurazos por un par de botellas del tinto que un chinegro nos vendió para deleitar nuestros paladares con la lamentable cosecha sudafricana del 2009. Sin embargo, a pesar de ser el peor vino sudafricano que he probado en mi vida, los anfitriones debieron pasar por alto el detalle de la mala calidad de nuestra aportación y terminaron por invitarnos a la fiesta que tendría lugar en aquella casa durante la inesperada madrugada siguiente.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Camino de Dublín


Tras haber pasado unos días fuera de la gran ciudad traigo muchas cosas que contar, pero como desconozco con exactitud qué clase de enagenados mentales leen estas líneas, tengo que medirme para que el relato no me cree problemas. Por eso, en vez de tirar de historieta voy a mirar al futuro realizando una predicción de lo que me sucederá el próximo viernes cuando viaje a Irlanda. Esto no es porque haya nacido en mí el don divino de futurólogo, sino porque conociendo a los sujetos con los que voy y el contexto en el que nos moveremos, nuestra entrada en ése país lleno de enanos pelirrojos vestidos de verde será muy parecida a lo siguiente:

La salida del vuelo está prevista para las 22:10. Esto significa que como Ryanair tiene por norma no especificar la terminal de Barajas desde la que sale el avión, acabaremos quedando a las 20:15 en el Metro para llegar y recorrernos el aeropuerto en busca de nuestra terminal. Sin embargo, como es costumbre en nuestro círculo, la media hora de retraso con la que llegaremos todos destruirá todo tipo de predicciones.

Al no tener que facturar, el sujeto F, llegará confiado al control de pasajeros con una bolsa de mano en la que cabría la selección irlandesa de rugby al completo con dos o tres tupperware llenos de gazpacho y toda clase de enseres inservibles pero en cantidad suficiente como para sobrevivir un par de años en una isla desierta. No habrá problema, porque hurgará en su bolsillo y extraerá su dinero hecho una bola arrugada con algún pañuelo moqueado para pagar el exceso de equipaje sin aparente preocupación. Como no viene Tapia, ninguna madre tendrá que venir cagando leches al aeropuerto para traer el DNI a su hijo y pasaremos por el detector de metales dos o tres veces hasta que alguno descubra que es lo que me pita.

A pesar de los retrasos provocados por fallos de logística, habremos recuperado tiempo porque el ingeniero nos habrá guiado de forma eficiente a la terminal correcta, así que el viernes noche impondrá su ley y caerán unas cuantas latas de San Miguel. Sabemos de sobra que es una cerveza lamentable y que en Dublín nos hartaremos a birra, pero como es la única que venden en los Duty Free de Barajas le haremos el feo a nuestros paladares y comenzaremos el viaje medio cocidos.

A la hora de coger el avión no habrá ningún problema si a lo largo de la semana consigo que M.G. (Malena Gracia o Manuel Guisado) realice correctamente la facturación on-line y se imprima el billete. Por la otra parte, el ingeniero se habrá ocupado de todas las gestiones del sujeto F(ini), por lo que será improbable que a éste último le falte su pasaje a la capital del trébol.

Para subir a la aeronave, y debido a la inexistencia de numeración en los asientos de Ryanair, David, Fini y yo esperaremos una larga cola mientras contemplamos como nuestro amigo el Maradona de la trampa se cuela y elige asiento antes que nadie. Si no le vemos de lejos en primera clase será porque habrá convencido al Comandante para acompañarle en la cabina e incluso poder toquetear algún botoncito.

Una vez en el aire, Fini se gastará los veinte euros que le queden en un "suculento" menú a bordo con postre, café y copazo. Es probable que en este momento saque a pasear por primera vez su inglés afrancesado para intentar llegar a un acuerdo con alguna azafata que le deje fumarse un puro, pero este asunto se le olvidará cuando oiga a David pedirle papel desde el baño del avión.

El segundo momento aéreo de Manu llegará cuando comiencen a ofrecer el rasca de Ryanair, porque el Señor Guisado, además de solidario con la causa, gusta mucho de participar en cualquier juego de azar que se le ponga a tiro. De este modo, después de dejar la cabina del piloto completamente llena de rascas no premiados, es muy probable que engañe a algún pasajero para disfrutar del resto del viaje en su asiento mientras su sueño de aterrizar millonario se aplaza hasta el trayecto de vuelta.

Al pisar suelo irlandés, seguramente estaremos alrededor de una hora esperando por la maleta que Fini tuvo que facturar. Si no se la han perdido, llegará chorreando gazpacho y será la primera vez que catemos la fragancia que nos acompañará durante el resto de nuestra estancia en Irlanda. Tras cagarnos en todo, comenzará la búsqueda de un cajero para que el Fino saque euros al darse cuenta de que las libras que cambió pensando que íbamos a Londres no le valdrán en Dublín.

Cuando hayamos conseguido encontrar un Taxi que nos intente timar, llegaremos al albergue una vez entrada la madrugada y surgirá la pregunta: ¿Nos vamos de fiesta? En ese momento, cuando las costumbres del lugar aconsejen que nos quedemos a dormir, saldremos a buscar aventuras en la noche dublinesa. Probablemente todo lugar de recreo sin sexo de pago estará cerrado pero haremos el máximo de kilómetros por la ciudad mientras el ingeniero se hace la polla un lío con el mapa, Manu se parte la caja por algo que nadie sabe, yo pido que nos vayamos a casa y el camarero coyote se golpea la palma de la mano con el puño soltando un: “Hey chavales, pero si a mí me da igual, yo sólo quiero tomarme una caña en cualquier sitio…”.

Sobra decir que llegaremos al albergue al amanecer, empapados, sin un mililitro de cerveza en el estómago y escoltados por el mayor número de frikis, enanos de circo, borrachos y exmillonarios arruinados que Manuel haya conseguido recopilar por las calles de Dublín.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Los discapacitados se integran en el fútbol: Jugadores mancos y periodistas subnormales


Una de las tres últimas asignaturas obligatorias que tuve que cursar al final de periodismo fue "Ética y deontología periodística". Me llamó la atención que el tema de la ética periodística se tratase en el último cuatrimestre del año final de carrera, pero como los planes de estudio nunca han tenido piés ni cabeza lo acepté como había aceptado todo lo que había venido durante los cuatro cursos anteriores. Al fin y al cabo, sólo era una muestra más de que para ser periodista el tema de la ética es algo bastante secundario, al igual que el rigor o la verdad en campos como el cotilleo y el periodismo deportivo, donde sus dioses se pasan ciertos criterios teóricamente fundamentales por el forro.

De esas personas por encima del bien y del mal hay muchos en la prensa deportiva de este país. Empezando por José Ramón de la Morena, que se ha convertido en el mafiosillo que siempre acusó de ser a José María García, y llegando hasta Manuel Esteban alias “Manolete”, que es uno de los tíos más listos que he visto en mi vida, ya que cobra por decir la tontería más grande que se le ocurra. Al margen de éstos, tipos como Roberto Gómez se dedican en el bando del diario Marca a avergonzar al resto de compañeros de profesión cuando se llaman a sí mismos periodistas.

De todo esto ya estaba convencido hoy cuando me he despertado, pero se ha vuelto a confirmar cuando viendo el espacio de amiguetes que presentan Manolo Lama y Manu Carreño tras el parte de mediodía del Grupo Prisa, en una intriga tomatera de las que aprendieron muy bien los Manolos han empezado a hablar del que Manu Carreño ha calificado entre risas como “el primer manco de la liga”. A pesar de haberme quedado un poco parado, como sabía por donde iban los tiros he reaccionado cambiando de canal a tiempo para no ver más la cara a los dos personajes que presentan los deportes de Cuatro y así no vomitar las lentejas.

A mí me parece muy bien que en la barra del bar los Manolos llamen manco a un chaval que iba a debutar en Primera con el Zaragoza, pero cuando están trabajando delante de las cámaras no creo que sea apropiado referirse a Álex Sánchez como “el primer manco de la Liga”. Seguramente ninguno de estos dos presentadores tiene un hijo con una malformación de nacimiento en la mano, pero si se pusieran en el lugar del padre del chaval no creo que les hiciese mucha gracia el tratamiento. Si lo creen apropiado, entonces podrían comenzar a hablar tranquilamente del caramelo que Manolete tiene en el paladar o de que a Nico Abad se le da muy bien mirar a dos cámaras a la vez mientras presenta, pero me huelo que cuando los gangosos y los bizcos son coleguitas ya no hay coñas.

De todas formas, al margen de la profesionalidad que los dos sujetos anteriores han perdido, vuelvo a repetir, tal y como he dicho al principio, que el sector de la prensa deportiva va por libre. Por eso, no me ha sorprendido encontrar en Marca la noticia del debut del “primer manco de la liga” en primera plana. Para ilustrarla, el personal del diario más vendido de España ha tenido el detalle de incluir una foto del jugador aplaudiendo con su mano deforme. Seguramente, si Álex Sánchez ha recortado la portada estará muy contento de ver que por lo menos aquí han puesto su nombre, pero supongo que no acaba de hacerle mucha gracia que todo el país le conozca ahora mismo por ser el manco del Zaragoza.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Lo de acabar los exámenes, aunque sean los de septiembre, siempre le deja a uno así como un poco liberado. Por eso, después de haber vuelto a las vacaciones por la puerta de atrás he decidido que voy a intentar hacer nada el mayor tiempo que pueda hasta que empiece las clases y siga haciendo nada pero con algo de cargo de conciencia. Por cierto, que gracias al gran plan Bolonia el martes tengo que ir ya ahí al desierto de Fuenlabrada a ver de qué van las asignaturas porque el comienzo de curso se adelanta. Magnífico todo.

El caso es que mi segundo día de revacaciones ha sido algo complicado porque he dormido poco, me he perdido con el coche de camino a la facultad y me han humillado en la primera revisión de examen a la que acudo desde hace seis años. También me he dado cuenta de que hace tres días perdí la tarjeta del banco y he tenido que bloquearla después de haber dado un margen prudente al que se la encontró para sacarle el abono transportes a toda su familia. Con todo, como mañana tengo examen de inglés, en vez de hacer algo relacionado con el idioma como estudiar, lo que he hecho ha sido sacarme un billete de avión para Dublín, algo que también está relacionado con el inglés pero que no sé si me valdrá de algo mañana.

La historia es que hace frío y está lloviendo porque en Madrid ya es casi invierno. Esto significa que he cerrado la ventana de la habitación hasta mayo, he dejado de andar descalzo por casa y ya no recibo en ropa interior a la gente que llama a la puerta. Si hubiese hecho una buena tarde me hubiese ido a dar una vuelta, pero como además España juega a las nueve lo de levantarme a las siete y media de la siesta ha limitado mucho mi paseo vespertino.

Después de esta serie de sucesos que le animan a uno mucho la vida tras un par de semanas en las que no me ha pasado casi nada, me han anunciado que había llegado una carta para mí. Siempre hace ilusión que se acuerden de ti sobre todo cuando no es para pedirte dinero, así que cuando he acudido esperaba que fuese para recibir algún regalillo. Sin embargo, no me he percatado de que los de la Biblioteca de Usera no se han olvidado de que hace dos meses les tenía que haber devuelto unos libros y ahí estaban con su recordatorio semanal. “Lo próximo es que te envíen a la Guardia Civil, acábate ya lo libros y devuélvelos de una vez…”, me ha dicho mi hermana. Así pues, tras ddejar la carta apilada con las otras cuatro o cinco iguales sin abrir que tengo encima del escritorio me he puesto a escribir lo apasionante que está siendo mi día pensando que cuando acabase el relato ya habría empezado el partido de baloncesto y no tendría que acabarme el libro que me queda. Sin embargo, creo que hoy tampoco será porque la invitación para ver a España en una tasca bebiendo cerveza es ahora mismo mucho más interesante que ver a Gasol con mi chucho sentado en el sofá y con el libro poniéndome cara de pena.

martes, 15 de septiembre de 2009

Hoy no voy a cagarme en Alejandro Sanz

No quisiera marcar una tendencia sobre temas escatológicos en el blog, pero como en mi último relato ya aparecía este aspecto tan natural del día a día, creo que es un buen momento para sacarlo a relucir y darle bombo a algo tan importante como el acto de la defecación. La otra opción para hoy era hablar de Alejandro Sanz, pero como iba a oler peor aún vamos a esperar a que diga alguna estupidez de las suyas, que no tardará mucho en hacerlo, y así puede que esto cobre algo de sentido.

A continuación, reproduzco para ilustrar al lector un extracto de la conversación por Messenger que he tenido hace un rato, en línea con lo que suelen ser mis conversaciones dentro y fuera del ordenador, o sea, una charla bastante gilipollesca. Y es que a cuento de algo, ha salido el tema: (algunos nombres son ficticios)

El lento dice: (0:22:46)
es como ir a cagar, no solo hay q ir a cagar cuando te esta tocando ya el calzoncillo

El Usain Bolt del inodoro dice: (0:24:03)
no amigo,te ekivokas muchisimo, pero argumentame eso en cualquier caso porque me interesa

El lento dice: (0:24:22)
yo hay veces,q estoy sin hacer nada, y me voy a cagar. x si voy a salir y tal, prevenir

|| el mar esta fresquibiri y a mi me da gustibiri || dice: (0:26:12)
que diceS?

|| el mar esta fresquibiri y a mi me da gustibiri || dice: (0:26:13)
eso no tio

El lento dice: (0:26:19)
yo si

|| el mar esta fresquibiri y a mi me da gustibiri || dice: (0:26:21)
que estas apretando el ojete gratuitamente

|| el mar esta fresquibiri y a mi me da gustibiri || dice: (0:26:25)
le estas dando de si

El lento dice: (0:26:27)
no no,a mi me sale sin forzar

El lento dice: (0:26:34)
tengo un don

El Usain Bolt del inodoro dice (0:26:43)
ahora ke akabo de kagar voy a ver komo me lo has argumentao. has tenido suerte de ke fuese un korte limpio

El lento dice: (0:27:04)
a mi abuelo le pasa igual que a mi, es genetic

El Usain Bolt del inodoro dice: (0:28:18)
pues yo no se si es genético o no, pero cuando m aburro lo que hago es…


Y hasta aquí puedo leer.

En mis años de existencia, aún no me he cruzado con nadie que no diga que como en el baño de su casa no se caga en ningún sitio. Por eso, muchos se desubican al dejar su inodoro y les cuesta hacer de vientre en otras partes. Evidentemente, “El lento” de la conversación es uno de esos sujetos, pero también de los hacen reflexiones metafísicas sobre el retrete, que rodean la taza con medio kilómetro de papel cuando están fuera de casa y que se sienten especialmente orgullosos cuando culminan el proceso con un corte perfecto.

Los que nos hemos tirado medio verano cagando en los peores retretes de Europa nos hemos acostumbrado ya a proceder rápidamente, de pie y economizando papel. A pesar de ello, tampoco hay que economizar hasta el límite, que luego llega uno a pensar coomo la familia de ingleses que acogió a un amigo y al ver que se duchaba a diario se empeñaban en aleccionarle con que “no es más limpio el que más limpia, si no el que menos ensucia”. De ahí que concluyese que seguramente por eso tenían moqueta en el baño, para no fregar los meaos alrededor del retrete, ser más limpios y conservar la fragancia avinagrada que flotaba en el ambiente.

Así que ya sabéis, ducháos lo que os de la gana pero no me malgastéis el papel. Y sobretodo, que a nadie se le ocurra poner moqueta en el baño ni en ninguna parte. Poned Sintasol, que lo recomienda Usillos y es de lo que más sabe aparte de extraterrestres: "Esto es Sintasol, producto 100% español. Ahora está la moda de la moqueta, pero eso a la larga hace mucha pelusa. En Francia no ponen otra cosa, y así está Francia, llena de bolitas".

domingo, 6 de septiembre de 2009

Cómo empezar mal un día

La última vez que miré el reloj antes de dormirme creo que eran las 6:45, así que cuando suena el despertador lo apago sin pensármelo dos veces.

Abro el ojo y son las 14:07. Doy un salto mortal que ni David Summers para hacerse unos huevos fritos pero paso de volteretas porque el examen es a las 15:00 y tardo una hora en llegar a la facultad. Como mi reloj va diez minutos adelantado considero que tengo margen para no salir corriendo en calzoncillos, así que me visto y calzo lo más rápido que puedo.

Tengo dos asignaturas para septiembre y no llegar al examen para una de ellas supone una cagada y pagar otra matrícula, con lo que estoy un poco nervioso. La sudada que me he cogido durmiendo es de campeonato y ayer no pasé por la ducha pese a oler a garito y sudor, con lo que noto que desprendo un aroma a cuadra considerable. Además, el haber babado desproporcionadamente el cojín que aguanta mi cabeza durante la noche hace que mi cara entera huela a saliva reseca, una de mis fragancias favoritas para vomitar. Otro punto negativo es que tengo al perro asomando el hocico desde que he saltado de la cama y acabo de asumir que voy a estar cagándome todo el examen, cosa que me hace una ilusión bárbara.

Tras emplear mi minuto de sobra en lavarme los dientes y la cara meto los apuntes en la mochila con la esperanza de poder estudiar en el autobús la materia que debía haberme empollado por la mañana. Pero al ir hacia la puerta en busca de las llaves me percato de que no tengo dinero para pagarme el autobús y lo de ir al cajero se me va de tiempo. Además, los malditos buseros no dan cambio de diez euros y el cajero no suelta menos que un billete rojo.

Mi hermano está trabajando y mi hermana se ha llevado el coche, así que la llamo para ver si tiene algo de dinero por casa. Me cuelga y noto como el perro se impacienta. Me vuelve a colgar y a la tercera coge el teléfono:

- ¿Qué te pasa?
- Oye, dime que tienes algo de dinero por casa porque llego tarde al examen y no tengo un puto duro para ir hasta Fuenlabrada.
- ¿Qué?
- Joder, pues eso, que si tienes algo suelto en casa.
- Marcos… ¿Te han puesto un examen en domingo?

(silencio y repaso mental del calendario)

- Mmmmmmm… no. Esto… los domingos nunca ponen exámenes pero ayer me dormí tarde y me he levantado algo sobresaltado…
- Pues acuéstate otro rato idiota. He dejado hechos macarrones…

Cuando cuelgo, mi hermano abre la puerta de su habitación y a la que se despereza me pregunta dónde fui ayer por la noche. Mi cara de trasnochado debe reflejar una actividad nocturna bastante movida, así que le contesto: “No, no salí. Vi el partido en casa”. Después, cierro la puerta de mi cuarto y me tumbo en la cama, pero no puedo volver a dormirme porque, entre otras cosas, me sigo cagando vivo.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Los chinos

Son ya muchas las voces que me han advertido sobre los riesgos que implica la degustación de los espaquetis que los chinos venden en la Gran Vía madrileña. Sin embargo, como para mí el mayor riesgo siempre ha sido levantarme con un agujero en el estómago por haberme acostado con la tripa vacía tras beberme varios litros de cerveza, asumo sin cargo de conciencia alguno la posible falta de higiene en la elaboración de la pasta. De todas formas, nunca me he encontrado ningún pelo ni elementos extraños, cosa que en catorce años de comedor colegial era habitual, y más aún en mi etapa con las monjas alopécicas de León.

Los chinos me caen bien. Con esos ojillos medio cerrados parece que siempre están riendo y cuando se enfadan también me resultan muy graciosos. Son una gente muy trabajadora y siempre te dicen "gasia" cuando les compras. También son bastante inteligentes y aprenden nuestra lengua a una gran velocidad, además de tener una paciencia increíble para enseñarte idiomas. Sin embargo, como yo soy incapaz de pronunciar cerveza en chino, siempre les pido una "sevesa", como ellos dicen. Esto es porque creo que en la relación con el extranjero hay que ser justo, y ya que ellos se esfuerzan en aprender nuestro idioma al menos nosotros deberíamos hablarles poniendo su acento para entendernos mejor. El intercambio cultural es así mucho más enriquecedor.

Los chinos, como decía, también tienen mucha paciencia. Da igual que sean coreanos o vietnamitas porque tu dices "¡chino!" y el tío siempre se da la vuelta para venderte lo que lleve encima. Habría que vernos a nosotros si nos llamasen franceses... Además, asumen que a ojos occidentales son clones y nunca te abandonan. Si lo hacen, todos sabemos que son fácilmente sustituíbles por ser tan parecidos. A mí, en concreto, me da igual uno que otro, pero como en todo hay quien tiene sus preferencias y mi hermano siempre anda por ahí mosca si se le pierde la china, aunque yo nunca haya visto a ninguna por casa (aplause).

Hace unas semanas comprobé también que los chinos son muy respetuosos con la cultura del sitio donde se instalan. Iba por Málaga y sabía que por la noche necesitaríamos hielo, así que cuando pregunté a un chinorri la hora de cierre de su local él se giró sonriente y me contestó: "A lah onse y media". Perplejo me quedé tras oir aquel curtido acento malagueño.

Otra forma de adaptación cultural es que como los chinos saben que sus nombres son prácticamente impronunciables están dispuestos a españolizarlos. Por ejemplo, la china que ayer me vendía las cervezas mientras hacía cola en el garito me dijo que podía llamarla Cristina. Esto personaliza mucho la relación comercial, así que al final acabé llamando Cristina a todo chino con pelo largo que pasaba por allí porque todos me parecían ella. A pesar de no ser Cristina, siempre se daban la vuelta para venderme birra.

Los chinos viven un montón de años, son muy artistas y saben hacer de todo. Yo no suelo dejar que me den masajes, pero al parecer son mano de santo. Me han dicho también que algunas chinas por diez euros más, incluso hacen unos masajes mágicos en la pelvis que te dejan nuevo. Y es que las técnicas orientales siempre fueron mucho mejor que las nuestras, así que estoy pensando que además de alimentarme con su comida voy a tener que probar alguna de estas terapias. Quién sabe, puede que así recupere los años de vida que me quita la cerveza.

Abren sus tiendas hasta bien entrada la noche y se pasan las restricciones gallardonianas de venta de alcohol por el forro. Son tremendamente educados y nunca se equivocan con el cambio ni te la intentan dar con queso como hacen los del kebab. Por tanto, no dejéis de bajar al chino para esas pequeñas emergencias porque son gente de puta madre y en pocos metros cuadrados encuentras cualquier cosa.

Y si queréis un plato italiano en la madrugada madrileña, prometo que los mejores tallarines están en Gran Vía esquina con la Calle Valverde. Animáos, porque por sólo dos euros el vómito sale con mucha más consistencia y te echan tomate hasta que puedas bucear para encontrar la carne picada. Eso sí, no os preguntéis desde cuándo Solán de Cabras se dedica a la fabricación de tal salsa.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Dani B., un caso

“Le molan las obras y los camiones. Según afirma desde hace años (desde que aprendió a hablar), comer y la siesta son sus dos grandes pasiones”.

Han pasado ya casi cuatro veranos desde que escribí estas líneas. Daniel B. tiene hoy catorce años, mide alrededor de 1,80 metros y debe de pesar en torno a los cien kilos. Calzará un 46 de pie y las gafas que le pusieron hace un par de años empiezan a quedarle pequeñas debido a que su voluminoso rostro de devorador de “Jumpers” no para de crecer. No sé si este año vuelve a repetir curso, pero creo recordar que hace poco me dijo que su objetivo era graduarse con la Garantía Social y, a partir de ahí, volar. En cualquier caso, su aventura laboral tendrá de esperar porque cada vez veo más borroso el futuro de esta perla.

La última vez que supe de Dani fue hace un par de semanas durante una calurosa tarde de domingo. El sol castigaba las espaldas lechosas de la meseta norte como pocas veces lo hace y el cemento del borde de la piscina hacía las veces de “Lo Monaco”. La voz de pito de Dani se dejaba oir detrás del socorrista y atónito me incorporé para comprobar como, por primera vez, alguien conseguía eclipsar la fornida figura de Dani (aunque fuese con una perspectiva de diez metros de distancia).

Como son muchos años y uno ya se conoce a la cuadrilla, me acabé levantando para ver con qué me sorprendían Dani y cía. Así pues, me fijé y ahí estaba con su chándal, cociendo a fuego lento y tirado debajo de una sombrilla que apenas le abarcaba, con dos de sus secuaces, de nombres Paco (Pacaldo) y Damiánidas. Los tres pasaban la tarde con unos refrescos, algo normal debido a que el sol pegaba de lo lindo y los chavales tienen derecho a pasar el rato, pero no dejé de sorprenderme cuando vi asomar la botella de Ballantines vertiendo whisky sin piedad en uno de los minis que se estaban clavando. Y pensé que no pasaba nada, ya que Dani nunca fue un prototipo de vida sana, pero cuando se encendió el tercer cigarrillo en diez minutos comencé a plantearme que el chaval le tiene cada vez menos aprecio a su físico. Quizá tenga bastante mérito haber cumplido los catorce con su currículum.

Durante otros periodos estivales lo normal a estas alturas era que Dani estuviese salpicándonos mientras recibía amenazas y algún que otro insulto, pero este verano no hemos podido disfrutar de sus tersos pechos empapados (ya los quisieran muchas y muchos) debido a un percance que sufrió hace semanas. Al parecer, la grava del camino le jugó una mala pasada y Dani y el quad se fueron cada uno por su lado. Total, fractura de húmero y el brazo escayolado todo el verano desde el hombro hasta la muñeca.

Después de esto, lo normal hubiese sido un poco de reposo, pero Dani no parece haberse privado de aventuras como un discapacitado más, así que ha disfrutado del verano a tope. De hecho, la penúltima vez que le vi iba conduciendo una moto a unos 90 km/h sin casco y saludando al personal con su brazo empastado.

Tras estas vivencias, me he empezado a plantear que después de haber abandonado las litronas invernales, Dani empieza a autodestruirse de forma seria y planificada como un profesional. Los camiones han desaparecido de la gravera y la siesta ha sido sustituída por borracheras de sobremesa, así que los de la Garantía Social deberían ir planteándose lo de guardarle el sitio porque, de seguir por este camino, el chaval no llega.

Sin embargo, a veces un halo de esperanza viene a mí y pienso que probablemente se acabe enderezando, que vivir tan rápido le hará tranquilizarse y que el chico dejará de autodestruirse cuando se lleve algún susto, como le pasa a todo el mundo. Pero reflexionándolo detenidamente, no tardo mucho en darme cuenta de que a lo largo de mi vida he comprobado cómo Dani no aprende de los golpes y que es probable que aún se lleve unos cuantos más (de todo tipo). De hecho, pienso esto ahora mismo recordando que la penúltima que vez que le vi no fue encima de una moto saludando, sino en una cancha diciéndo que iba a partirme la boca por no dejarle jugar a fútbol. Ni a él ni a su brazo de escayola.