sábado, 17 de octubre de 2009

La vida puede ser maravillosa...

No hace mucho que un amigo volvía a hablarme sobre la gran facilidad que tiene la gente para despertar antipatía en mi persona, que siempre estoy dando cera y sobre todo a los que veo por la tele, que son fundamentalmente los no me pueden partir la cara.

Sin embargo, también son muchas las veces que la gente se muestra incomprendida debido a que algunos tipos bastante odiados en general me suelen caer bien. No aguanto a personajillos como Ramoncín o Sete Gibernau, pero tengo que reconocer que otros como Míchel o Federico Jiménez Losantos me resultan bastante "simpáticos" y me hacen mucha gracia a pesar de esto no tenga lógica alguna.

Y entre ésos tíos que han contado con mi bendición se encontraba Andrés Montes. Nunca he entendido que la gente viese el mundial de Alemania en Cuatro para no escucharle o que bajase al máximo el volumen de la televisión para poner el Carrussel Deportivo. Que si no tenía ni puta idea de fútbol, que si siempre se subía al carro cuando la cosa iba bien, que si había perdido soltura hasta con el basket... no estoy de acuerdo. Además, que un tío con pajarita siempre es un grande. Vamos, muy grande tuvo que ser para que, desde hace tiempo, cada vez que escucho el nombre de Salinas me acuerde de "¿Dónde están las llaves?" y no del gol que el bueno de Julio falló contra Italia en el mundial de 1994.

Un showman. Un tío sin igual que no necesitó echar mano de falsa humildad para ser un fenómeno y al que por muy mal que haya caído, será imposible no recordarle diciendo eso de que, a veces, "la vida puede ser maravillosa".