miércoles, 2 de diciembre de 2009

Fonsi sí, tú no

Es por todos conocido que en los tiempos que corren la línea que separa lo moderno de lo ridículo es tan fina como el pelo de una gamba, y me pillo los dedos. La innovación está a la orden del día, las franquicias ansiosas por colaborar en esta locura y el revival atuendístico inmerso en una cíclica vertiginosa que no acaba de descarrilar. Los concursantes de “Fama a bailar” se multiplican por las calles de mi barrio y los pantalones de pitillo oprimen los testículos de media España. Yo, que fui calificado como moderno por llevar un sombrerete, sin ser un fugitivo de la moda veo que pierdo el tren de la modernidad mientras la cosa cada vez se desvirtúa más entre plastiquetes y leopardesas.

“Como véis, Fonsi apareció como padrino de la fiesta con vaqueros anchos, zapatos acharolados, esta sudadera gris con capucha... y pajarita. Muy moderno Fonsi.” Son las palabras de Anne Igartiburu hoy comentando a este amo del circuito cuyas paredes de casa creo que están empapeladas con publicidad de Ron Brugal para limpiarse el culo en un photocall y no perder costumbre.

“Venga, no me jodas Fonsi, que aunque seas el sobrinísimo y la tengas más tiempo dentro que fuera pareces gilipollas con esa pinta”, hubiese sido mi comentario corazoniano si mis tangas tuviesen el mismo éxito que los de la Igartiburu. Aún así, que tomen nota los que vayan a ponerse pajarita con la sudadera: Fonsi sí, tú no. Fonsi se la ha pegao mil veces en la moto y no le ha pasado nada, si tu te pegas una de esas hostias te matas. Fonsi había follado hace diez años más que tú y Julio Iglesias juntos en vuestras próximas diez vidas. Fonsi es de mentira, tú de verdad. No intentes vestirte como un presentador de la MTV o un concursante de Fama porque tu no saldrás jamás por la tele más que de público en el Diario de Patricia (toma!). Asúmelo.

“Como véis, el tipo de pelo churretoso y barba de naúfrago que lee el suplemento dominical del ABC calza unas J´Hayber y viste un pantalón de chándal Adidas color mierda, un forro polar saturado de pelotillas y una camisa Lacoste que podría hacer las veces de mantel de picnic. Oh, y esos calcetines blancos de marca "sport" son un complemento que nunca pasa de moda. Púdrete Fonsi, el churretoso es el ganador, sí señor”. Este hubiera sido el comentario de Anne de haber plantado un photocall en mi vagón de metro. “Anda cojones, un bohemio”, he pensado yo a la vez que me acordaba de que si ese tío estuviese en una fiesta con Guti o Asdrubal podría ser el creador de la próxima tendencia: El chándal con camisa, algo que siempre ha estado ahí pero que ha sido sistemáticamente rechazado y tachado de paleto. Injusto, pero ojo, que si se llevaron las zapatillas de andar por casa entre los millonetis, el chándal con camisa es el próximo pelotazo.

Mañana tengo que presentar un trabajete en clase. El otro día me compré una camisa de cuadros y creo que iría bien con el pantalón del chándal del Madrid que me queda pesquero. Ya sé que no salgo en la tele, pero la profe que me evaluará iba el otro día con chándal y unos tacones enormes. Creo que puedo ganar puntos. Es una tía de puta madre.