Me encanta cuando los anunciantes se ridiculizan a sí mismos sin que nadie de la agencia pueda remediarlo. Me imagino el momento en las oficinas de Bimbo: "¡Adaptemos la campaña de México! no hay presupuesto y no se notará casi. ¡Fumémonos un puro para celebrarlo!".
Lo único a lo que esto se parece a Mad Men es que el cliente sigue teniendo siempre la razón cuando se le pone en las gónadas. Bravo.