martes, 18 de enero de 2011

El peor día del año

Un tipo llamado Cliff Arnall dice que el 17 de enero es el peor y más deprimente día del año. Su justificación es que según una ecuación que se ha sacado de la manga, justo en este punto empiezan a llegar los recibos de los regalos de Navidad, queda un huevo para las siguientes vacaciones, hace frío y la gente se empieza a dar cuenta de que no va a cumplir lo que se propuso en Año Nuevo. Y todo esto ha pasado sin que casi nadie se haya dado cuenta. Un lunes más, con curas bendiciendo por San Antonio a Yorkshires de jubiladas que les ponen lacitos de color rosa y les dan café con su kit de tarde taza-platito para que luego salten cardiacos como sputniks, nada más.

Y ahora mi apuesta del peor día del año: aunque un lunes de enero no esté mal como candidato, creo que me decanto por el del cambio horario en otoño, ese que hace que a las 6 ya sea de noche. En octubre, el mes más asqueroso del año. Y en domingo, que es peor que el lunes porque el viernes está más lejos. Joder, y en otoño, que para los que no somos tan bohemios de encontrar el encanto a pisar hojas secas nos parece una estación de mierda. "Te dan una hora más del fin de semana...", dice ese tipo de gente que se ha visto todas las películas de Acción D.F. agonizando en casa los sábados por la noche... ¿Y para qué coño quiero una hora más un domingo? ¿para pudrirme a fuego lento? ¿para olvidarme de cambiar la hora y aparecer una hora antes en el trabajo el lunes? Basura, el estudio de Clifford.

Otra cosa que voy a compartir con los lectores, ya dejando más de lado la actualidad, es que el otro día en el bar nos hizo gracia pensar en una mujer que se pone morena y, como a tantas otras, se le queda la marca del bikini. Pero no se pone morena por donde no se suele llevar bikini, sino que como se pone uno que tapa todo menos pechos y zona braguil está toda blancuza menos las tetas y el culo, que las tiene con un torrado Torrevieja que pa qué. Y ya lo dejo, que me va a dar la tos.