martes, 8 de junio de 2010

El tontol pueblo


De toda la vida uno siempre ha oído hablar de lo que se ha llamado tradicionalmente "el tontol pueblo". En lo que viene a ser algo parecido a mi pueblo, el tonto siempre fue muy de comerse cosas. De pequeño se comía arena del parque y la masticaba haciendo un ruido bastante desagradable, luego se comía bichos y al final se le empleaba para comerse cualquier tipo de marrón. En el pueblo de un colega también el tontol pueblo era de comerse cosas, de hecho, dice que dicen que una vez se le llevaron de putas para que se estrenase y a la salida de su experiencia sólo declaró orgulloso: "chavales, ¡que le he comío tol potorro!".

En mi pueblo, el tonto vendió la casa hace unos años. En los de la zona, debe de haber pasado algo parecido porque cada vez que voy de fiesta a alguna de sus verbenas me cuesta encontrarle. Esto me ha llevado a pensar que no es que haya desaparecido, sino que el tonto del pueblo ha evolucionado.

El tonto de pueblo de antes era ese chavaluco inadaptado, con su madre siempre detrás y que en el fondo despertaba compasión. Llevaba la gorra del banco día y noche, boceras y un bocata que le duraba de 5 a 8 si no se lo comía o tiraba alguien. Se subía las gafas sin usar las manos haciendo gestos raros, mocos secos colgando de la nariz y nunca llevaba atados los cordones.

El tonto de pueblo contemporáneo suele referirse al de fuera como "el listo". Si además saben que eres de Madrid, pues entonces sin abrir la boca lo primero que te sueltan si tienes un problema con ellos es que "vas de listo". Esta clase de tonto lleva metiéndose de todo desde que dejó de darle miedo tragarse los Gelocatiles, va con la boca abierta y vocaliza poco gritando mucho. Le pirra vestir así como con muchos colores, tunea su coche todo lo que puede y suele agarrarse a niñas de edad bastante inferior. Si uno le pierde de vista en la verbena, no tiene más que acercarse al Puño para ver como bate sus récords de puntuación mientras paga con sus amigotes por romperse la mano impresionando al personal.

Ahora el tontol pueblo lleva gorra pero es otro estilo. Su madre también es una santa pero su relación suele ser un tanto distante. Han perdido su singularidad porque crecen como setas y en ocasiones puedes llegar a la conclusión de que siendo mayoría, el raro acabas siendo tú.

Llevaba pensando en esto un rato cuando apareció en la verbena el tonto del pueblo de toda la vida. Todos le conocemos como 3 R´s porque él mismo se bautizó con este nombre (Roberto Ramos, r... o algo así). Ahora debe de tener unos 40 años, bebe batido en vaso de cubata y tiene los piños un tanto verduzcos. Objetivamente es el tonto del pueblo, pero es un tío muy agradable porque siempre saluda y se queda hablando contigo un par de horas como mínimo (habla un minuto y el resto está ahí haciendo compañía). Cuando logras que te suelte es posible que se vaya a hablar con alguna de las viejecillas autóctonas que están en medio de la verbena con cara de querer amortizar lo que le han quitado de la pensión para organizar el macrobotellón que tiene ante sí. Su mala hostia suele ir creciendo a medida que las horas pasan.

El tontol pueblo nunca ha hecho daño a nadie y creo que debería de pasar a ser una especie protegida. El PP ya ha perdido dos elecciones generales con uno como líder, así que si a la tercera va la vencida no deberían temer su desaparición. Mariano seguro que barre para casa y asegura la supervivencia de este colectivo.