domingo, 28 de noviembre de 2010

El final de mi meteórica carrera en el mundo de la publicidad

Mañana es un día muy especial. Mr. Young, el CEO mundial del sitio donde trabajo, se presentará en nuestras oficinas para hacer una visitilla a la tropa que echamos ahí dentro las semanas. En el mail que nos lo anunciaba se decía que saludaría a todos y charlaría con los empleados un poquito, así que esto me lo imagino como cuando el rey va dando la mano al pueblo llano moviendo los labios, ése tipo de conversación muda en que seguro cuenta siempre el mismo chiste para parecer campechano y pasa al siguiente tipo cuando su interlocutor le pregunta por Bárbara Rey.

A Mr. Young habrá que hablarle en inglés, así que si no me da tiempo a esconderme en el baño tendré que rezar para que el tío pase de largo cual Mister Marshall. De lo contrario, me lo tendré que jugar todo a la improvisación y podría suceder algo así:

-Mr.Young: How are you?

-Yo: Yes.

-Mr. Young: Nice to meet you.

-Yo: Yes.

-Mr.Young: Oh, Marcos, your english is perfect.

-Yo: Yes.

-Mr.Young: ¿Por qué, criatura, tienes la mesa llena de kleenex usados?

-Yo: Verá señor joven, es una técnica clásica de reciclaje de papel. Se deja en barbecho sábado y domingo el acumulado de mocos de toda la semana y cuando uno llega el lunes, al estar completamente secos pues se puede desplegar el pañuelo para reutilizarlo. Aunque pierde alguna que otra capa y rasca un poco la nariz sigue siendo válido para sonarse, sobre todo a partir del día 15 cuando a los becarios no nos llega la paga para kleenex y nos ayuda mucho para no tener que pasarnos la lengua por el bigote recogiendo el salao.

-Mr.Young: Oh, my god. Echen a éste cerdo de aquí. (A su séquito) Apliquen su técnica a los retretes de todas nuestras oficinas, hay mucho cagón y el consumo de papel higiénico es insostenible. Y bajen el aire acondicionado, joder.