jueves, 9 de junio de 2011

Cómo conocí a Luisín

El 9 de julio de 1994 no había cumplido los 9 años aún y el sol pegaba de lo lindo en la meseta norte. El bar era un infierno y sólo había más moscas que gente, pero ellas no miraban a la tele con esa cara de mala leche. Con toda seguridad, fue la primera vez que sentí ese quemazón interior que se iría repitiendo periódicamente cada dos años por las mismas fechas hasta que en el año 2008 se nos cambió la cara a todos los que nos gusta el fútbol.

En el Foxborough Stadium de Boston corría el minuto 48 de la semifinal España-Italia con 1-2 en el marcador y Goikoetxea colgaba un melón desde la banda derecha que como tantas otras veces, salía directo de banda. Creo que fue la primera vez que mi padre no me dio una tollina cuando grité hijo de puta. Creo que lo dije todas las veces que quise, todos lo gritamos mirando a la tele y todos acabamos saliendo del bar con la misma cara, incluidos la tropa de asturianos veraneantes en León a los que les había dolido especialmente el codazo que le acababa de romper la nariz a toda España.

Sandor Puhl es hoy un árbitro retirado de origen húngaro que ejerció hasta el año 2000. Durante cuatro años consecutivos, desde 1994 a 1997, fue premiado como mejor árbitro del año llegando a pitar finales de copas de la UEFA, de Liga de Campeones e incluso la de ese mundial en el que había quedado patente que era un tipo un bastante incompetente.



A Mauro Tassotti le cayeron seis partidos de sanción, no jugó la final del mundial que Italia perdió contra Brasil y como ya está dicho, nunca tuvo el perdón de Luis Enrique, al que negó haber golpeado a propósito.


Luis Enrique, por su parte, con su cazo asturiano más prominente incluso que el de Tassotti y su nariz ya recompuesta, acaba de firmar con la Roma para entrenar al club italiano las dos próximas temporadas. Probablemente no llegue a navidad, pero si decide firmar la reconciliación dada la cercanía, esta vez Tassotti podía plantearse apuntar bien y hacerle un favor metiéndole la barbilla para dentro.


Recuerdo ver ya desde la piscina como la gente salía rebotadísima del bar acordándose de la madre Tassotti. Hoy tenemos la suerte de acordarnos un poco menos de todo aquello y volver ver en el Foxborough a la selección española sacando pecho. Eso sí, cada vez que veo esta jugada me encabrono.