sábado, 23 de enero de 2010

Tuning, tunear, tunante

Como suele ocurrirle a todo el mundo, también el buzón de mi correo electrónico se llena a diario de mierda. Esto me indigna de la misma forma que cuando descuelgo el teléfono y algún teleoperador de acento blandito me intenta volver a vender su ADSL.

Titulado "Nuevo curso de Tuning" y con asunto "sácale rendimiento a tu hobby", pienso en ello y sólo aparecen en mi mente Chimo Bayo (una pena que no vaya a poder acudir a Eurovisión), nengs, oro a mansalva, estrellas, pantalones por dentro del calcetín, ehpoiler, loco, primo... y el nuevo peinado que pega fuerte en el barrio, esa especie de rapado casi al cero con un cepillico de barrer en la azotea. Ya he dicho varias veces que Fama a bailar está haciendo mucho daño en según qué zonas.

"¡Sí!¡Es posible vivir de tu pasión! Tuning: La actividad de mayor auge en la actualidad", dice el anuncio. "Máaaaaama, que me voy a apuntar al cursol tunin, que el Rául, el Dávid, el Yoni y la Ráquel se apuntan de fiiijo!!* . Así que venga Ninis, si no queréis que os saquen en La Sexta, dejad de hurgarle el bolso a vuestras madres y buscáos un curso de tunantes. Seguro que tras este contacto con la educación al final alguno se aficiona, estudia una carrera y moderniza la Tuna cargándose las guitarras a golpe de lunas tintadas, luces de neón y unos buenos altavoces con los que ganarse propinas haciendo el baile de la motito flotante. Pero poniendo culo pollo, "so mieeeeeerdasss".

Por cierto, que según he terminado de escribir la entrada el cabrón del Google no ha parado de meterme anuncios de cursos de Tuning. Al final me apunto y tuneo la bici.

*Es importante marcar la acentuación llana de los nombres agudos para darle realismo a la interpretación.