jueves, 18 de febrero de 2010

Bocachancla


Amado tiene una teoría que dice que todos los actores calvos son buenos. Yo tengo otra, y es que si cuando me meto a la cama el gotelé de la habitación se menea, he llegado a casa tostao.

Hace tiempo que un colega se acercó a la barra en unas condiciones lamentables y le pidió a la camarera un Burn con Red Bull. He estado mucho tiempo riéndome de él y ayer le pregunté a Juan si quería su gin tonic con Coca-Cola o con limón. Ahí supe que al llegar a casa el gotelé iba a estar un tanto inquieto.

Hoy ha sido uno de esos días en que al levantarme como nuevo me he quedado bastante extrañado. He salido de casa confiado pensando en que es cojonudo no tener resaca pero a medida que han ido pasando las horas todo se ha ido haciendo más pesado, así que he visto venir la crisis poco a poco cual Pedro Solbes. Tiene su aquel lo de levantarse trozo pero es evidente que la bajona no perdona.

Luego me he presentado en clase dispuesto a empezar mi plan de pasar desapercibido con el tipo de ética porque a partir de la semana que viene no volveré y no querría que el tío eche de menos al follonero cabezón que sólo va a clase a tocar los huevos. Con esas, he estado luchando contra mi propia persona callado a punto de reventar durante 89 minutos y justo al final he soltado una gilipollez de un tamaño desproporcionado. El tipo se ha reído y me he dado cuenta de que la había vuelto a cagar.