lunes, 15 de febrero de 2010

Sexo, drogas y... ratas

La última iniciativa de la Fundación Salud y Comunidad ha llegado a la universidad. Esta tarde han repartido preservativos en la cafetería de la facultad y no me hubiese enterado si no es porque a la salida de clase una amable compañera me ha regalado un ejemplar. Hasta aquí todo normal si obviamos el hecho de que no me suelen regalar condones cuando el profesor termina su trabajo.

El caso es que el profiláctico viene dentro de un librillo, un multicuento protagonizado por Cenicienta, la Bella Durmiente, los Tres Cerditos y Caperucita en una trama que mezcla drogas y mambo sin control con un toque zoofílico importante. Con esto ya no hace falta decir que lo normal se ha terminado, así que me dispongo a entrar en materia.

Para empezar, en la portada aparecen dos ratas haciendo un sesenta y nueve y al abrir el librillo vemos a un joven perroflauta con la polla mirando al Meteosat. El chaval mantiene una conversación con Campanilla y ésta le dice cosas como por ejemplo: "Pinocho les había contado que Caperucita tenía algo en su cestita que les haría crecer el deseo sexual reprimido durante tanto tiempo...y que ni lobos ni pollas; éste sería el camino más corto". Cabe añadir que mientras el perroflauta y Campanilla hablan de sus trapicheos, en el borde de la cama una rata gigante intenta penetrar a un gato risueño.

Se supone que es aquí donde comienza el cuento y Cenicienta le dice a Campanilla: "Hada necesito más glamour, que hoy salgo de fiesta y tengo ganas de sexo". Y como las promiscuas ratas no podían faltar, en esta ocasión aparecen en postura cariñosa mientras una le agarra el micro a otra para echarse un SingStar.

Como era de preveer con estos antecedentes, en la siguiente escena el tema se empieza a ir de madre. DJ Hamelin revoluciona el patio fumándose un porraco mientras una rata le come el cimbrel. El resto de ratas mira, bebe, se cae del trozo que lleva o busca rabo delantero con gesto relamido. Avanzas en la historia y te encuentras a los tres cerditos en actitud provocadora riéndose del lobo, que no se los ha podido calzar y se marcha con el pito pocho, cabreado y agarrado a su cartón de vinorro. Lo siguiente es una mención a la Bella Durmiente sobada y dormida en un banco del parque con una teta fuera y para rematar, Pinocho con la napia mucho más tiesa que el manubrio por haberle dado un uso indebido a la nariz que con tanto esfuerzo le hizo su señor padre. El que quiera ver el final, que pinche aquí y así comprueba que además de todo lo anterior, el cuento se acompaña de consejillos sobre drogas y prácticas sexuales que lo mismo pasan algo desapercibidos a primera vista por acompañarse de unas ilustraciones tan llamativas.

La campaña cuenta con la financiación del Ministerio de Sanidad y la colaboración (no sé qué tipo de colaboración) de la Generalitat Valenciana. A lo mejor el año que viene el Ministerio de Cultura se aventura a poner pasta para llevar la historia al cine y Ángeles González- Sinde decide hacer una adaptación zoofílica de su guión en Mentiras y gordas. Además, que ahora que Almodóvar vuelve a ser amigo de los de la Academia seguro que se anima a dirigir la peli y acabar travistiendo a Cenicienta y compañía. De esta sí que le harían ciudadano estadounidense.